Con sus 208 centimetros de altura, el seis veces All Star NBA, Amare Stoudemire, es una figura impactante. En agosto pasado firmó un contrato de dos años con el equipo de baloncesto Hapoel Jerusalem y se traslado a Israel.
En 2016, Stoudemire abandonó la glamorosa vida de la NBA para jugar en el Hapoel Jerusalem, equipo del cual es miembro en parte. Con una gran sonrisa se sintió como en casa viviendo en Israel, un lugar que visitaba usualmente para aumentar su fuerte conexión espiritual.
El jugador de 34 años se identifica como un israelí hebreo y ve la tierra de Israel como una tradición religiosa ancestral. “Mi madre lo instaló en nosotros cuando éramos jóvenes, ser israelí es ser la nueva generación de un estado ancestral”, explica el pivot. “Seguimos los mandamientos y crecemos desde ahí”.
Hace unos pocos días, Stoudemire -que no es judío, pero se identifica con los israelitas hebreos, los afroamericanos que creen que están conectados con los israelitas bíblicos- compartió una foto de sí mismo en Twitter estudiando hebreo. En ella, se puede ver una menorá que adorna la mesa donde estudia.
“Nunca me sentí más en casa, más conectado a un lugar donde estoy jugando”, manifestó Stoudemire a un reportero de Sports Illustrated en enero sobre una cena de Janucá en su casa de Jerusalem, que está ubicada a pocas cuadras de la residencia del primer ministro Binyamín Netanyahu.
En marzo, el jugador fue homenajeado en Israel con el Premio Martin Luther King por su filantropía y liderazgo por la construcción de puentes entre las comunidades.