Itongadol.- [Por Lic. Claudio Gustavo Goldman].- Alberto Indij reconoció en diálogo con AJN que las diferencias conceptuales con los deudos son virtualmente insalvables. Tampoco tienen diálogo con el juez Rodolfo Canicoba Corral y la Unidad Fiscal de Investigación porque “ellos tienen sus obligaciones y deben cumplirlas sin estar sometidos a lobbies ni presiones de cualquier tipo”.
Itongadol.- [Por Lic. Claudio Gustavo Goldman].- Dentro de un mes se llevará a cabo un encuentro fundamental para la petición de la DAIA de impulsar la denuncia del fallecido titular de la Unidad Fiscal de Investigación del Atentado a la AMIA, Alberto Nisman, contra los ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, el polémico dirigente kirchnerista Luis D’Elía, el presunto representante del gobierno iraní Jorge Alejandro “Yussuf” Khalil, el ex fiscal y juez Héctor Yrimia, el supuesto espía Ramón “Allan” Bogado y el líder de la organización extremista Quebracho, Fernando Esteche, por encubrimiento por favorecimiento personal agravado de los imputados iraníes como autores ideológicos de ese ataque terrorista, impedimento o estorbo del acto funcional e incumplimiento de los deberes de funcionario público a través del inconstitucional Memorándum de Entendimiento con la República Islámica.
Éste y otros temas vinculados fueron abordados en la siguiente entrevista de AJN con el vicepresidente 1º de esa entidad, Alberto Indij [foto].
– ¿Con qué expectativas llegan a la audiencia ante la Sala I de la Cámara de Casación Penal?
– Pese a versiones periodísticas [de una virtual guerra interna y entre los sectores kirchneristas de la misma y la DAIA] y de acuerdo a nuestra intervención en el expediente se están empezando a despejar algunas incógnitas, fundamentalmente la estabilidad de los jueces que tienen que resolver el tema, que son [Mariano] Borinsky, [Gustavo] Hornos y [Ana María] Figueroa, quien pretendía excusarse y que lo propio hicieran sus colegas, pero eso fue rechazado. Esto implica que existe una muy buena posibilidad de que cuando se funde el recurso [de casación] que presentó la DAIA exista un cambio copernicano y probablemente los dos [primeros] jueces voten a favor de que la causa se investigue, con las [49] medidas de prueba que le había pedido [el fiscal de instrucción Gerardo] Pollicita a [el juez Daniel] Rafecas. Existe una fundada esperanza de que ello ocurra, si bien todavía puede correr un poco de agua debajo del puente: creo que tanto [el presidente de la Cámara, Alejandro] Slokar como Figueroa y [el fiscal general ante Casación Javier] De Luca están habilitando todas las medidas y estrategias que puedan para sacar del medio a Borinsky y Hornos, pero pareciera que -por lo menos hasta el momento- esas maniobras no han tenido éxito. Somos la última esperanza a nivel nacional para tener una Justicia que comience a funcionar. Éste es un tema sumamente importante para el país entero, no solo para la comunidad judía. Tiene que quedar muy claro -y esto ya lo hemos dicho en otras oportunidades- que la DAIA no pone, ni quita, ni opina sobre los jueces, lo único que queremos es que exista una Justicia imparcial e independiente, donde éstos no sean presionados y puedan fallar libremente. También corresponde que un hecho tan luctuoso como la muerte de un fiscal de la Nación [por Nisman] sea investigado. Habrá que ver qué sucedió y si del resultado surge que fue un suicidio, así será. Creo que la mayor parte de la población cree que fue un magnicidio, y ello sería muy grave para la república…
– En ocasión de la audiencia ante la Sala I de la Cámara Federal, la DAIA presentó un escrito y no hubo una exposición in voce, ¿tienen decisión tomada respecto de qué harán el 19 de diciembre?
– No, todavía no está decidido cómo se va a fundar.
– Igualmente, los lineamientos serán los mismos que vienen transitando desde la primera instancia…
– Sí, la necesidad de que se investigue -nada más, ni nada menos- un hecho de esta naturaleza, por cuyas consecuencias no solo está interesada la república entera, sino muchísima gente del exterior, que cuando visita la Argentina lo primero que pregunta es: ‘¿qué pasó con Nisman?’. Porque la muerte de un fiscal es un hecho gravísimo en cualquier país del mundo. Es un mensaje mafioso para la Justicia. Significa: “Señores jueces, señores fiscales: no investiguen al poder porque les va a pasar lo mismo que a Nisman”, y esto es inadmisible. Así que tenemos fundadas esperanzas de que se investigue, nada más. No perseguimos a algún político o ex.
– Hablando de investigación al poder, ya se cumplen quince meses del inicio del juicio oral por encubrimiento, donde la querella de la DAIA está representada por dos abogados. En base a lo que sus letrados les van informando, ¿cómo van viendo el desenvolvimiento del proceso?
– Éste es un tema sumamente complejo porque hay distintas versiones e interpretaciones de lo que sucedió. Yo he recibido una dura crítica de Memoria Activa por decir algunas cosas y bueno, hay que esperar el avance de la causa por encubrimiento, que es realmente muy difícil. A medida que se van conociendo nuevas cosas y declaraciones… La verdad que no es el tema sobre el cual más me gustaría opinar en este momento porque está involucrado un ex presidente de la DAIA [por Rubén Beraja] y, por otra parte, desvía la investigación principal. Es decir, creo que hay que investigar todo, pero la investigación principal no es la causa del encubrimiento, sino la del atentado y ésta no tiene los avances que debería. Por eso estamos propiciando la ley del juicio en ausencia, con todas las críticas que tiene y no solo de algunas organizaciones de familiares. Apoyamos la tarea que diariamente está haciendo el doctor Mario Cimadevilla, un ex senador y miembro del Consejo de la Magistratura, con todo su equipo [de la Unidad Especial de Investigación del Atentado a la AMIA del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos], porque creemos que es un medio legal para destrabar la causa.
– En su momento se había deslizado su nombre como un nexo entre la DAIA y los diferentes grupos de familiares de víctimas, para tratar de acercarse a ellos y limar asperezas. ¿Efectivamente se abocó a la tarea?
– Es una pregunta muy compleja. Tenía un socio [ya fallecido], Héctor Gerardo Umaschi, quien hace muchos años fue secretario [general] de la DAIA y después, juez de la Cámara Federal. A través de él pusimos a disposición este estudio para que se reuniera Memoria Activa en sus inicios. Estamos frente a la plaza Lavalle y yo los apoyé mucho, e incluso algunas veces hablé en [los actos semanales que hacía años atrás]. Le tengo un afecto especial, pero cuando estás en actividad en una institución a veces se produce lo que se conoce como el “efecto Baglini”: cuando uno está en la calle opina cosas que después, cuando sos funcionario y tenés que lidiar con la realidad, no son como pensabas… Estuve muchos años en otros períodos de la DAIA y fui cinco años secretario de Asuntos Legales, pero cuando asumí como vicepresidente comencé a investigar por mi cuenta algunas cosas y a confrontar información, y la realidad es que en algunos temas fui cambiando de opinión. En un reportaje hace un par de meses dije que el juez [destituido por su desempeño al frente de la investigación del atentado, Juan José] Galeano pecó de inexperiencia y eso me acarreó una crítica terrible de Memoria Activa, que dijo que soy un encubridor de él y de Beraja y fue viralizado por las redes sociales… Esto genera que yo, que siempre fui muy respetuoso de los grupos de familiares e intenté reunirme con ellos, ya no creo que pueda realizar esa tarea; ésta es la verdad. Sin perjuicio de que eso, estoy en contacto con la presidenta y la [secretaria] de Memoria Activa, pero ellos están enojados conmigo…
– ¿Cuánto tiempo se reunió Memoria Activa en su estudio?
– Creo que funcionó acá los dos primeros años.
– ¿Y por qué se fue? ¿Hubo algún cortocircuito?
– No. El tema es que la esposa de Umaschi, Lydia, era la presidenta de Emanu El y Sergio Bergman, que estuvo en los primeros años de Memoria Activa, era el rabino. Yo los seguí apoyando muchísimos años. No vivo enojado ni odiando a la gente, así que para mí es un hecho superado…
– ¿Y con los otros grupos, 18J y APEMIA, cree que es posible algún acercamiento o esa “mancha” lo complicará?
– No, es difícil. Memoria Activa apoyó, creo que de buena fe, el Memorándum, del cual la DAIA estaba en contra. APEMIA considera que el atentado solo se puede solucionar por medio de una comisión especial de investigación en el área parlamentaria. Existe una deuda enorme de la Justicia argentina con la sociedad, pero soy abogado, tengo formación jurídica y no creo en las comisiones especiales. Investigar es la obligación de los jueces y los fiscales, y si son malos, habrá que someterlos a juicio político, pero el país tiene tres poderes y tienen que funcionar.
– ¿Y respecto de 18J?
– Realmente no considero que sea un interlocutor válido. Estuvo muy asociado a prebendas del Gobierno anterior y me parece que no es el mejor exponente de los intereses de los familiares…
– Le cambio totalmente de tema: ¿establecen algún tipo de contacto, con relativa periodicidad, tanto con el juez Rodolfo Canicoba Corral como con la Unidad Fiscal?
– No. Ellos tienen sus obligaciones y deben cumplirlas, no nos reunimos con ellos.
– ¿Por qué no lo hacen si son querellantes, lo cual les da la posibilidad de acceder a la causa?
– Mi criterio -y no soy el dueño de la verdad- es que en el proceso argentino las partes de un juicio tienen que hacer sus peticiones por escrito y los jueces no deben estar sometidos a lobbies ni presiones de cualquier tipo. Nunca fui partidario de un acercamiento muy grande con jueces ni fiscales porque después, cuando dictan una resolución que te resulta adversa y tenés que apelar, criticar, presentar agravios y decir cosas, los maridajes con los funcionarios resultan inconvenientes. Me parece que cosas de oído, de un lado y otro, en causas de esta naturaleza, que tienen una alta significación pública, no son lo mejor. Hace 45 años que ejerzo la profesión, litigo mucho, conozco cómo funciona Tribunales y sé que muchos lo hacen, pero justamente, los problemas que tuvo la Justicia argentina consistieron en que los jueces y los fiscales fueron permeables a presiones del poder político.