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AMIA/Encubrimiento. Ex espía García denuncia que fue amenazado para no confirmar el pago a Telleldín

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 Itongadol/AJN (Por Lic. Claudio Gustavo Goldman, desde Tribunales).- El ex auxiliar de la Sala Patria de la desaparecida Secretaría de Inteligencia del Estado aseguró hoy, jueves, en otra audiencia secreta del juicio oral y público, que fue amedrentado antes de testificar en el debate anterior, en 2003. También completó su declaración el condenado represor Héctor Vergez.

 
Itongadol/AJN (Por Lic. Claudio Gustavo Goldman, desde Tribunales).- El ex auxiliar de la Sala Patria de la desaparecida Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Isaac García denunció hoy, jueves, en el juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA, que fue amenazado antes de testificar en el debate anterior, en 2003, para que no confirmara el pago de 400.000 dólares de fondos reservados al último poseedor conocido de la camioneta usada como coche-bomba, Carlos Telleldín, para que acusara -se presume que falsamente- a policías bonaerenses.
 
Si bien su declaración fue secreta, trascendió que el testigo aseguró que fue amedrentado telefónicamente y después lo citaron a la base de la calle Estados Unidos, que supone perteneciente a “85” [Contrainteligencia], donde lo recibió Ravenna, secretaria de Santiago Vilas, un abogado que instruyó un sumario administrativo para determinar la veracidad de las denuncias que Claudio Lifschitz, ex prosecretario del destituido juez Juan José Galeano, efectuara ante la Comisión Bicameral Especial de Seguimiento de la Investigación de los Atentados a la Embajada de Israel y el Edificio de la AMIA y en un manuscrito respecto de ambos hechos.
 
Ella lo habría llevado a una oficina, donde pegados en las paredes había un cartel que decía “Los agentes de la SIDE son hijos de p… hasta que se demuestre lo contrario” y varias fotos de colegas asesinados, “suicidados” o muertos por extrañas enfermedades; después de varias horas, lo habría ido a buscar para que se fuera.
 
El declarante interpretó el episodio como un “apriete” para que no confirmara el pago a Telleldín, que ya había comenzado a trascender, pero ello no condicionó su testimonio, expresó hoy.
 
Si bien sus dichos pueden ser ciertos, no hay que perder de vista la histórica disputa entre Sala Patria y “85” -paradójicamente, la cantidad de muertos en el atentado-, que genera suspicacia sobre la veracidad de las declaraciones que defenestran a los rivales.
 
Semanas atrás, el periodista Rolando Graña señaló en este juicio que, después que se jubiló, García le dijo que había sido chofer del entonces agregado cultural de Irán, hoy con orden de captura internacional, Mohsen Rabbani, y que fue él quien le sacó la foto que lo muestra en la búsqueda de una camioneta por la avenida Juan B. Justo.
 
También le habría comentado que lo llevaba a un prostíbulo cuyo bartender era iraní y que la SIDE lo habría usado como traductor de farsí.
 
En tanto, Rodrigo Toranzo, subsecretario de Inteligencia Exterior entre 1992 y 1999, ratificó que el ex espía fue chofer de Rabbani, aunque ello lo ubicó después del ataque terrorista.
 
Hoy, García lo confirmó y precisó que si bien le sacó varias fotos, no fue él quien tomó la mencionada, al tiempo que desmintió haber llevado al imán a un prostíbulo -“¿iría con su turbante?”- y nadie le consultó por el bartender.
 
También habló del entorno del clérigo, a algunos de cuyos miembros se refirió con nombres y apellidos y con cierta amplitud.
 
La audiencia comenzó con la tercera y última parte de la declaración del condenado represor Héctor Vergez, cuyo testimonio por videoconferencia desde Córdoba había sido suspendido el jueves pasado por problemas técnicos.
 
El lunes, el capitán del Ejército, retirado en 1979, pidió la palabra, reiteró que el secretario de Inteligencia menemista Hugo Anzorreguy lo habría mandado a matar y enumeró una serie de requisitos, como ser trasladado del penal de Ezeiza a un regimiento militar, que el presidente por esta quincena, Néstor Costabel, le explicó que no era el ámbito ni el momento para considerar, hasta que el testigo solicitó exponer sin público porque estaría amenazado, al igual que su hija y su nieta, a lo cual el Tribunal Oral Federal Nº 2 accedió y desalojó la Sala AMIA.
 
Así, sentó otro antecedente peligroso que atenta contra la publicidad del debate y abrió la puerta a que cualquier otra persona pueda recurrir al mismo argumento en un proceso que ya se realiza demasiado a espaldas de la sociedad.
 
Hoy, Vergez sostuvo que se equivocó con Juan José Ribelli -sindicado como cabecilla de la “conexión local”-, que nada tenía que ver con el atentado, y que no habló con Stinfale ni le contó sobre sus visitas a Telleldín en el juzgado -negó haberse presentado como su familiar- y la cárcel.
 
También que le preguntó a Boragni si alguno de los tres libaneses detenidos en Paraguay les había comprado la Trafic y le mostró sus fotos, que dijo haber sacado de los diarios y no de la SIDE, pero no le ofreció dinero a cambio ni habló del tema con su concubino.
 
De todos modos, fuentes de las querellas y las defensas coincidieron en que el represor dejó muchas dudas porque confundió situaciones, fechas, protagonistas y lugares y en que consideran que el tribunal no le asignará demasiada credibilidad a sus dichos, o quizá ninguna.
 
Un ejemplo de esas inconsistencias es que afirmó haberse reunido con Telleldín en su casa, después del atentado y cuando todavía estaba en libertad.
 
El juicio continuará el jueves que viene, con el postergado careo que el ex presidente de la DAIA Rubén Beraja pidió con Raúl Kollmann, que no pudo hacer hoy porque el periodista no estaba en Buenos Aires, y la primera indagatoria que brindará Galeano.

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