Itongadol.- Cuando uno se pone a mirar atrás y hacer como una retrospectiva de los últimos años parecería como si hubiésemos vivido dentro de una película de ciencia ficción, prácticamente nos acostamos de una manera y nos levantamos de otra, no había un libro o folleto que hablara sobre qué hacer en tiempos de pandemia, ni siquiera alguien que pudiera transmitir algún tipo de experiencia, fue algo inédito para todos y en todas partes, si teníamos algo claro desde los inicios, preservar la vida, la salud y la integridad de todos y cada uno de los miembros de la Kehilá a lo largo de toda la isla, lo otro que teníamos claro era que no se podía perder nuestras tradiciones y nuestro preciado legado.
Una de las primeras cosas que hicimos fue crear un chat para que a través de WhatsApp tuviéramos comunicación con todos los presidentes de las diferentes y así que las medidas de control sobre las comunidades fueran de acuerdo a la situación real y puntual de cada territorio. Esto nos sirvió como experiencia para crear chat a través de los diferentes proyectos y así tener una comunicación constante con cada uno de los miembros de la comunidad y conocer cómo estaban día a día, fueron momentos muy pero muy tensos, y surgieron los chats de la escuela y de ahí la propuesta de hacer los Shabbat virtuales donde increíblemente se sumaron muchos de los judíos cubanos que hoy viven en Israel y los EE.UU., si algo bueno surgió y quedó es que se fortaleció el vínculo entre los judíos cubanos que viven en Cuba y los que viven afuera, hoy en día hasta las coreografías de rikudim se envían por WhatsApp y se proyectan en las sinagoga cuando tenemos alguna festividad.
La otra cuestión importante fue que con un grupo muy reducido salíamos a comprar comida para poder mes por mes llevar a cada casa un módulo de alimentos básicos, evitando que las personas salieran a la calle y corrieran riesgo de contagiarse, esto hasta el día de hoy se está cumpliendo, es inevitable mencionar que el apoyo y acompañamiento día a día del JDC con la oficina para Latinoamérica, el rabino de la Comunidad Samuel Stenhendler, conociendo de cada momento que pasaba, en fin sentimos que no estábamos solos, el envío de los recursos para las compras de alimentos y la compra de datos móviles para las conexiones de internet, su ayuda fue constante y permanente, otros como el Rabino Sunny Znitzer de la Comunidad Judía de Bethesda de EE.UU. también aportaron recursos para la adquisición de alimentos, también coopero Stanley Falkestein por la Bnei Brith manteniendo él solo el proyecto Tzedaka ayudando así a las familias más necesitadas, nuestros muy queridos hermanos de México, recaudando medicinas y otras muchas necesidades como gel sanitario, mascarillas, aseo, en fin fue y es lindo saber que nunca se está solo, somos parte de un pueblo que cada día se crece y muestra que en momentos difíciles las diferencias quedan de un lado y lo primario es la ayuda y solidaridad entre hermanos.
Es importante agregar que el apoyo de los jóvenes en primera fila fue ejemplarizante ver su voluntad de enfrentar el peligro y los desafíos para ayudar a la población adulta que estaba en desventaja
Gracias a la Voluntad de tanta gente en ayudar y apoyarnos más las voluntad y resistencia de los judíos Cubanos hoy seguimos con mucho orgullo que AM ISRAEL BECUBA JAI y así será siempre.