Itongadol.- Se calcula que 110.000 personas se manifestaron ayer en las calles de Tel Aviv en contra de la reforma judicial propuesta por el ministro de Justicia de Israel, Yariv Levin. Se trata de una de las mayores protestas antigubernamentales en el país en la última década.
A principio de mes, días después de ser nombrado por Netanyahu, Levin anunció una serie de polémicas reformas, entre ellas la denominada «cláusula de derogación», que permitiría a los miembros de la Knesset, el Parlamento israelí, votar para anular las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia de Israel.
Las reformas también proponen limitar la autoridad del Tribunal, transferir al gobierno el control sobre el comité de selección judicial y recortar la autoridad de los asesores jurídicos del gobierno.
Las concentraciones, organizadas por tercer fin de semana consecutivo, se extendieron por el centro de Tel Aviv, mientras se enarbolaban carteles pidiendo el fin de la coalición gobernante, la más derechista y nacionalista religiosa de la historia de Israel.
Los organizadores de las protestas afirmaron que intentan impedir que se produzca un «golpe» contra el sistema de gobierno.
El líder de la oposición y ex primer ministro, Yair Lapid, se dirigió a la multitud en Tel Aviv, diciendo que «la gente que ama al país» había venido a defender su democracia y sus tribunales.
«No nos rendiremos hasta que ganemos», agregó Lapid.
La manifestación de ayer se produce tres semanas después de que Netanyahu volviera al poder, para formar la primera coalición estable de Israel en tres años. Netanyahu expresó, en aquel momento, que los israelíes votaron por un gobierno de derecha «completo» y por la seguridad.
La coalición oficialista contiene partidos de extrema derecha, entre ellos uno cuyo líder fue condenado en el pasado por racismo anti árabe, y otro abiertamente homófobo y misógino.
Los manifestantes acusan a Netanyahu de amenazar el régimen democrático, en medio de un enfrentamiento sin precedentes entre el nuevo gobierno y los jueces israelíes.
Las reformas previstas por la coalición le permitirían invalidar a los tribunales si éstos revocan futuras leyes. Los opositores advierten que esto amenaza el sistema democrático israelí de controles y equilibrios.
Los críticos también afirman que Netanyahu, que está siendo juzgado por corrupción, está intentando controlar a los jueces en un último intento de evitar ir a la cárcel.