Inicio ISRAEL Opinión. Netanyahu debe dar un paso al frente y encontrar un compromiso sobre la reforma judicial israelí

Opinión. Netanyahu debe dar un paso al frente y encontrar un compromiso sobre la reforma judicial israelí

Por M S
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Itongadol.- Cualquiera que sea su posición en la balanza en lo que respecta a las reformas judiciales previstas por el gobierno, hay un vacío claro en este momento: el liderazgo.

En su lugar, lo que Israel está viviendo es una conversación de extremistas. Por un lado está el ministro de Justicia, Yariv Levin, y algunos de los diputados que lo apoyan, que están impulsando una serie de leyes que tienen un único objetivo: la demolición del actual sistema judicial de Israel y su sustitución por uno nuevo. Algunas partes de las reformas que sugieren están, en el fondo, justificadas. El fervor con el que Levin y compañía quieren destruir lo que fue una apreciada y vital institución israelí durante 75 años es lo que la hace peligrosa.

Del otro lado están algunos de los celosos opositores, que se oponen a cualquier cambio. Son personas que se niegan a reconocer que hay necesidad de reformas y que un sistema siempre puede mejorar. En lugar de estar abiertos al diálogo y al debate, estos activistas -como el ex ministro de Defensa Moshe Ya’alon- compararon a Israel con Hungría, Turquía e incluso con la Alemania nazi.

Esto tampoco ayuda.

Casos como éste -cuando dos lados del espectro político tiran en direcciones diferentes- son la verdadera prueba de liderazgo y es precisamente en estos momentos cuando se necesita un político capaz y responsable que dé la cara e intente llevar a todos al centro y a un compromiso.

En un Israel ideal, ese sería el trabajo del Primer Ministro. Durante sus 15 años en el cargo, Benjamín Netanyahu supo desempeñar ese papel. Las decisiones económicas, militares e incluso políticas casi siempre se sopesaban cuidadosamente entre el interés político y el interés nacional. La marca de Netanyahu era la prudencia e incluso cuando tomaba decisiones que iban a ser poco populares, intentaba que fueran populares.

Un claro ejemplo es lo que ocurrió el viernes, tras la evacuación de un puesto de avanzada ilegal. Netanyahu hizo caso omiso de las críticas del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y explicó que, aunque el gobierno apoya la empresa de los asentamientos, no permitirá que la gente haga justicia por mano propia. Netanyahu habló para desviar los ataques contra el ministro de Defensa, Yoav Gallant, que había ordenado el traslado de los puestos avanzados.

 Israeli prime minister Benjamin Netanyahu gives a press conference with Minister of Finance Bezalel Smotrich (unseen) at the Prime Minister's office in Jerusalem, on January 11, 2023. (photo credit: OLIVIER FITOUSSI/FLASH90)

Fue un ejemplo del papel que debe desempeñar un primer ministro: aquí había dos ministros que impulsaban agendas diferentes y él interviene para resolver la disputa.

Ahora debería hacer lo mismo con respecto a las reformas judiciales. Imaginemos una situación en la que Netanyahu interviene, le da a Levin parte de lo que quiere y luego intenta calmar las preocupaciones de la oposición.

¿Por qué Benjamín Netanyahu no da la cara en medio de la crisis de la reforma judicial?

El problema es que no lo está haciendo. La primera razón es que Netanyahu quiere que se lleven a cabo todas las reformas. Las apoya y por eso nombró a Levin ministro de Justicia. El silencio de los moderados del Likud  -el partido que Netanyahu lidera-, como Nir Barkat y Yuli Edelstein, es revelador.

Y luego está la segunda razón por la que Netanyahu no dará un paso al frente: está siendo juzgado. Hace sólo unos años, Netanyahu alabó el sistema judicial «fuerte e independiente» de Israel y señaló que era el protector de todas las demás instituciones del país. «Esta es la razón por la que estoy haciendo, y seguiré haciendo, todo lo que pueda para proteger el sistema judicial [para que siga siendo] fuerte e independiente», expresó entonces.

¿Qué cambió? ¿Sufrió Netanyahu de repente un cambio ideológico? Ya conocemos la respuesta. Lo que cambió  es su estatus personal, que para bien o para mal, es la realidad actual.

¿Significa esto que Netanyahu no puede hacer lo que se supone que deben hacer los primeros ministros? No necesariamente. A pesar de su juicio y de los retos personales del pasado, es conocido por poner al país en primer lugar. Ahora tiene la oportunidad de hacerlo. Es hora de que dé un paso al frente.

 

 

Artículo publicado por Yaakov Katz en The Jerusalem Post.

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