Noticia publicada por Tomás Barrandeguy en lacapital.com.ar.
Itongadol.- El fin de semana que pasó no fue uno más para los familiares de los difuntos que descansan en uno de los dos cementerios israelitas de Rosario (la tercera ciudad más poblada de Argentina), ya que se encontraron con un panorama repudiable: 18 tumbas fueron destrozadas. Se trató de un episodio más de un derrotero que ya lleva más de un año y medio, pero esta vez fueron muchas en pocas horas. Según consignaron autoridades del lugar, los robos y profanaciones son moneda corriente desde mediados de 2020, incluso ocurren en lugares simbólicos del predio, y no encuentran soluciones a pesar de que ya contrataron a una empresa de seguridad para reforzar la vigilancia y hasta instalaron un sistema de tendido eléctrico subterráneo para que dejen de robarles los cables.
La comunidad judía cuenta, en Rosario, con dos cementerios: uno es el llamado “viejo”, inaugurado en 1905, qy otro es el “nuevo”, fundado en 1981.
Diversos testigos que acudieron al cementerio dieron cuenta del hecho, que tuvo lugar en el marco de del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. “Da mucha bronca. Es una locura que pase esto en plena ciudad de Rosario, sea el credo que sea”, se quejó Sandra, una de las personas que fue el domingo al lugar y se encontró con varias lápidas destrozadas.
El presidente de la Asociación Israelita de Beneficencia (conocida como Kehilá), Javier Indelman, afirmó en diálogo con el diario La Capital que desde mitad de 2020 vienen padeciendo este tipo de actos: “Sufrimos de manera sistemática profanaciones y destrozos de todo tipo. Es llegar y encontrar el lugar totalmente destrozado y vandalizado”.
El punto que más llama la atención es la cantidad de tumbas que se profanaron en una sola jornada: fueron 18 en total, según el relevamiento que hicieron las autoridades del cementerio. “Así fuese una, 300 o 20 tumbas, es lo mismo. Es muy grave lo que pasó”, remarcó Indelman.
Los hechos delictivos que sufre la institución empujaron a que la misma tenga que contratar una empresa de seguridad para reforzar la vigilancia en el predio. Tanto en octubre como en noviembre, a través de su sitio web, la Kehilá de Rosario informó sobre diversos hechos vandálicos y destrozos en el lugar.
Tras el último ataque del año pasado, cerca de fin de año, anunciaron que “acorde a la situación de robos reiterados que afrontó el cementerio nuevo durante 2021, se realizó la contratación de un servicio de seguridad privado a los fines de prevenir y evitar actos de vandalismo”, con presencia de lunes a domingo para vigilar la zona. Sin embargo, pareciera que nada alcanza para ponerle fin al problema.
“Hicimos un relevamiento porque esto nos dispara acciones de tres tipos: hacer la denuncia y seguir reclamando que esto no vuelva a ocurrir; iniciar acciones para poder remodelar lo que se pueda; y contactar a las familias que han sufrido esto para avisarles de la lamentable noticia”, detalló el titular de la Kehilá, quien agrega: “La profanación de un lugar donde descansan los restos de un ser querido es un acto cuestionable desde todo punto de vista. Es muy grave”.
Entre los lugares que sufren ataques dentro del cementerio, además de las tumbas, se encuentran instalaciones nuevas y completamente simbólicas, como “un pequeño lugar de rezo” que habían remodelado hace poco y un sector donde se realiza la tahará, que consiste en un lavado del cuerpo del difunto para luego disponerlo para su entierro.
Ataques y destrozos:
Según explicó Indelman, la filial Rosario de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia, que repudió el hecho) y la Kehilá, solicitan reuniones reuniones con autoridades, pero los hechos se siguen repitiendo.
El lunes, desde la Kehilá emitieron un comunicado: “El cementerio nuevo fue blanco reciente de actos vandálicos. En esta oportunidad no se trató de robo sino de daño y destrozo de lápidas, hecho repudiable en todas sus formas”.
“Este es un golpe para toda la comunidad porque agrede a las familias que sepultan a sus seres queridos y como tal, atenta contra la sensibilidad y el ámbito privado y sagrado en la vida de las personas”, continúa el documento. Y añade: “Recalcamos que actos como este no solo perjudican y hieren el patrimonio material del cementerio sino que agreden los valores morales y simbólicos de una comunidad que promueve el respeto y la tolerancia como un pilar fundamental”.
A raíz de esto, en el mismo comunicado aseguran que “continúan las conversaciones con las autoridades locales competentes acorde a la denuncia policial” que radicaron por el hecho.
“Dentro del marco de robos y destrozos constantes, nos encontramos con las tumbas profanadas el viernes. Ya habían entrado a robar e hicieron un desastre. El año pasado rompieron mármoles y se llevaron bronces”, detalló el presidente de la Kehilá, quien describió que se realizó una inversión para hacer un cableado subterráneo como consecuencia de los constantes robos de cables que sufrían cuando el tendido eléctrico era aéreo, pero que tampoco sirvió para detener los hechos delictivos: “Hicieron pozos y se roban los cables”.
“No vamos a dejar de seguir accionando ni nos vamos a dar por vencidos. Es una cuestión que nos trasciende”, concluyó.