«Hay que ver en qué medida él puede tener peso en las decisiones, en qué medida la gente irá a votar -se habla de poca gente-, y hay que ver si está realmente dispuesto al uso de la fuerza para controlar y desarmar a los grupos militantes», dice Ablin, en diálogo con LA NACION desde Jerusalén.
Como muchos otros argentinos, este abogado destaca que las elecciones palestinas se dan en un marco político complicado, en el cual cobra importancia la «interna» que está sacudiendo actualmente al país a raíz del plan de retirada de Gaza dispuesto por el premier Ariel Sharon. «En principio es positivo que Abbas gane las elecciones, porque Israel está interesado en que haya una autoridad legítima con quien se pueda dialogar, pero todo depende también de cómo se desarrollan los acontecimientos aquí ante la prueba interna de la retirada de Gaza», afirma. «No hay que ver sólo la variable palestina, sino también la variable israelí», agrega.
Marcelo Boczowski, un porteño de 41 años que vive en un kibbutz del sur del país, piensa parecido. «Todo depende del margen con el cual va a ganar Abbas, porque si gana por mucho va a tener las riendas sueltas, y si lo dejan hacer cosas, las esperanzas son muy grandes», sostiene. «El problema es cómo va a posicionarse enfrente de los terroristas de Hamas, que en estos últimos días detonaron varios misiles Kassam sobre Sderot, es decir, bastante cerca nuestro, y qué va a pasar con la retirada de Gaza», agrega. Como la mayoría, Marcelo no oculta que está harto de tanto derramamiento de sangre. «Hay que ser realista, hay muchos fanáticos, pero esperemos que esto sea un paso más para la paz, y que la paz venga pronto.»
Gabriel Justman, que vive en Haifa y trabaja como guía de turismo, también quiere creer que con Abbas la situación puede mejorar. «Pese a que muchas veces hay un doble discurso de su parte, yo tengo muchas esperanzas de que va a empezar a negociar», dice, aunque añade que «el tema es ver qué pasa con la situación interna, con la gran oposición que hay al plan de Sharon de retirada de Gaza», agrega.
Zuli Flomenbaun, una tucumana de 45 años que vive desde hace cuatro en Jerusalén, donde está terminando un máster en didáctica de la ciencia, se mostró más cauta. «Esperamos estas elecciones con cierto aliento, pero no creo que el triunfo de Abbas vaya a modificar las intenciones de Israel, que no quiere la paz, ni negociar. Aunque siempre es una esperanza, porque Israel ya no va a tener argumentos como para decir que no tiene con quién negociar «, afirma.
Miembro de Machsom Watch, un grupo de 400 mujeres israelíes cuyo propósito es observar el comportamiento de los soldados en los check-points, Zuli contó que en los pasos fronterizos siguió habiendo «problemas y mucha tensión» entre las dos partes, por lo que «los palestinos saben perfectamente que no va cambiar nada si es elegido Abbas».
«Si no hicieron la paz con Arafat, no creo que haya paz con él, pero hay que seguir adelante: el pesimismo en política no sirve», sentencia. Su compañero Meri Margalit, de 50 años y oriundo de Buenos Aires, coincide. «Yo estoy en el grupo de los pesimistas. Creo que no va a pasar algo positivo en tanto Sharon siga como primer ministro, más allá de que ahora estén los laboristas en su gobierno», explica.
Por Elisabetta Piqué
La NAcion