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Itongadol.- Por Sebastián Halperín*. Atravesada por el estado de conmoción que implicó la ‘muerte dudosa’ del fiscal Alberto Nisman, la sociedad argentina se debate en medio de un cúmulo de interrogantes que se multiplican mientras las hipótesis preliminares solo contribuyen a incrementar el estado de confusión general. Todas las miradas se depositan en torno al esclarecimiento de su muerte, el futuro de la causa AMIA y el curso que habrá de tomar la denuncia que pocos días antes de su fallecimiento había presentado el fiscal Nisman.
Los planteamientos de Nisman han recibido mayor o menor crédito desde diversas perspectivas. No obstante ello, la historia reciente ofrece algunos datos curiosos sobre los cuales tal vez convenga detenerse a analizar para poner en contexto las denuncias del Fiscal. Aunque no se le ha asignado la debida importancia desde los círculos académicos y de análisis estratégico en el plano local, a pesar de los dos atentados terroristas ocurridos en 1992 y 1994 contra las sedes de la Embajada de Israel y la AMIA, la penetración de organizaciones yihadistas en América Latina en general, y en la Argentina en particular, se ha constituido en un motivo de creciente inquietud para no pocos observadores.
El juez Daniel Rafecas, quien justamente queda a cargo de la denuncia de Nisman, ya en marzo de 2011 había asegurado estar "convencido de que desde la Embajada de Irán se financia con mucho dinero a muchas agrupaciones, y el dirigente social kirchnerista Luis D’Elía no es ajeno a ello". Rafecas destacó en aquella oportunidad que "hace un par de años me tocó atender una denuncia penal por unos desmanes y actos realizados por una organización social medio desconocida, creo que frente a la Embajada de Israel". Las referencias del juez Rafecas están vinculadas con los episodios protagonizados por militantes del grupo Quebracho, quienes durante el mes de mayo de 2009 habrían irrumpido en ocasión de la celebración de la festividad ‘Buenos Aires celebra’ organizada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las calles porteñas, dedicada en esa ocasión al Estado de Israel.
De otra parte, se ha venido llamando la atención respecto a los recurrentes viajes realizados al Estado persa por parte de dirigentes sociales vinculados al gobierno argentino. A principios de 2006 el líder de la agrupación Quebracho, Fernando Esteche, integró una delegación de dirigentes sociales, que incluyó además al dirigente de la Federación Tierra y Vivienda, Luis D’Elía, que se trasladó a Irán. Una vez allí, se informó que mantuvieron reuniones en la Cancillería, el Parlamento islámico, las fundaciones Cultural Oriente e Imán Jomeini y otra en la ciudad de Qon con Moshed Rabbani, sobre quien pesa un pedido de captura de la Justicia argentina por la causa AMIA.
Para completar el cuadro, hoy cobra especial vigor la denuncia del periodista recientemente fallecido Pepe Eliaschev quien en marzo de 2011 habría advertido que "Argentina negocia con Irán dejar de lado la investigación de los atentados".
El propio Nisman por su parte había denunciado en el año 2013 que las autoridades persas habrían instalado estaciones de inteligencia en Brasil, Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam destinadas a promover y efectuar actos terroristas. Tal como destaca Nisman en su denuncia de aquel entonces, el régimen teocrático habría convenido ya en el año 1982 en el marco de la realización del Seminario de Gobierno Islámico Ideal reunido en Teherán que "la exportación de la revolución iraní (entendida como la penetración cultural, política y religiosa, destinada a expandir una visión radicalizada del islam) se iba a realizar, cuando resultare necesario, de manera violenta y por medio de atentados".
Conviene destacar dicho sea de paso que en aquel entonces la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, le denegó la posibilidad de ir a exponer ante las autoridades norteamericanas luego de haber sido convocado con ese objetivo para presentar sus argumentos ante el Comité de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Esta situación cobra especial relevancia en momentos en que el terrorismo profundiza su ofensiva en diversas latitudes, y la amenaza de Estado Islámico de constituir un califato interpela a los gobernantes de todo el mundo.
América Latina no parece quedar ajena a esta realidad. El terrorismo no actúa en el vacío. Es aquí donde los partidarios de la yihad encuentran microclimas permisivos, entendiendo por tales aquellos en los que predominan instituciones político-administrativas frágiles, un clima signado por la corrupción gubernamental y marcos legislativos laxos para el combate de la financiación de actividades ilegales. No sorprende entonces que en el marco de su aislamiento internacional por parte de Europa y los Estados Unidos, Irán ha concentrado sus esfuerzos en buscar nuevas alianzas que le permitan compensar al menos parcialmente las oportunidades que se le iban cerrando como consecuencia de las sanciones impuestas por las potencias de occidente. África y América Latina se han constituido así en los nuevos focos de actua ción para las autoridades del principal Estado patrocinador del terrorismo.
Una sociedad agobiada de vivir al margen de la ley como nos recuerda Carlos Nino se merece una respuesta.
*Politólogo.