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Itongadol.- Editorial del medio israelí The Jerusalem Post. Los judíos de origen marroquí, así también como aquellos del noreste de África e incluso Turquía, celebran tradicionalmente el día después de la festividad de Pésaj, Pascua Judía. Mimuna, que marca el dulce comienzo de la primavera y la vuelta a comer hametz, es usualmente celebrada al aire libre, con picnics, asados y banquetes en barcos, playas y hogares de rabinos prominentes. Muchas personas usan vestidos marroquíes tradicionales para la comida, la cual es acompañada por música marroquí y danzas, así también como por discursos de rabinos y funcionarios públicos.
Lo que se destaca en el menú es la moufleta, un panqueque redondo y dulce preparado en vísperas de Mimuna.
Mientras que las celebraciones de este día comenzaron hace siglos – fue documentado por primera vez en el siglo XVIII – en Marruecos, donde vivían los judíos desde los tiempos romanos, su origen todavía es incierto. Algunos dicen que marcó la fecha en la que Maimon, padre de Rambam, nació y murió. Otra teoría expresa que apuntó a persuadir al demonio llamado Maimun para que permita que los cultivos crezcan. Sin embargo, otros creen que Mimuna proviene de la palabra árabe "buena fortuna" o la palabra hebrea "emuna", "fe", y que la festividad combina la liberación judía de Egipto a la tierra prometida y una redención mesiánica futura.
Cualquiera que sea el caso, se exportó a Israel por un estimado cuarto de millón de judíos que huyeron de Marruecos entre 1948 y 1967, y se ha celebrado anualmente desde el establecimiento del Estado. Hoy en día, Mimuna representa un día de fiesta de esperanza, regocijándose en el retorno a Sión, y orando por la salud, la prosperidad y la fertilidad.
Las comunidades se congregan en torno a líderes religiosos (en el pasado, sobre todo en torno al ahora difunto líder espiritual de Shas Rabino Ovadia Yosef), y los políticos de todas las tendencias se unen en una celebración para ganar favores entre el electorado significativo representado por el judaísmo norteafricano. Irónicamente, después de la muerte de Yosef hace seis meses, Shas parece estar en peligro de división.
El presidente del Partido, Arye Deri, nombró recientemente al Rabino Shalom Cohen para que sea el sucesor de Yosef como líder espiritual, muy a pesar del rival de Deri en el partido, Eli Yishai.
Aunque Shas no está en la coalición, todos, desde el presidente y primer ministro al líder de la oposición hizo las rondas de Mimuna asegurándose de recibir fotografías con rabinos y funcionarios locales, y le deseó a cada uno el bien en este día feliz. Además dejaron a un lado cualquier idea de una dieta post- pascual para disfrutar de las dulces delicias.
En Israel, el día después de la Pascua es oficialmente un día de trabajo, mientras que en la mayoría de los países en el extranjero (excepto en el norte de África) se celebra como el octavo día de la fiesta. Sin embargo, cientos de miles de marroquíes y judíos israelíes no marroquíes no, deciden tomarse el día libre para celebrar Mimuna.
Es cierto que los judíos tienen un excesivo número de festividades y días conmemorativos, el resultado de una larga historia de victorias y derrotas militares, milagros y masacres, el horror del Holocausto y el triunfo final de establecer un Estado Judío en 1948. La mayoría de estas fiestas están marcadas por los judíos. Así que, ¿por qué dejar Mimuna como un feriado marginado celebrado sólo por los marroquíes? ¿No es esta una oportunidad para todos nosotros para abrazar el rico patrimonio marroquí judío? Dejar que sea una fiesta sólo para judíos de África del Norte no hace sino reforzar el estereotipo de la brecha sefardí – ashkenazi, y va en contra de convertir a Israel en un estado para todos sus ciudadanos.
Al igual que muchos judíos invitan a sus amigos cristianos y musulmanes a su Seder, muchos judíos marroquíes suelen invitar a sus amigos ashkenazi y árabes a disfrutar de sus moufletas.
Es, después de todo día de fiesta alegre celebrado por judíos de un país árabe. Además, agregar una fiesta más a la lista de los días festivos judíos no le hará daño a nadie y sólo contribuirá a acercar a una amplia gama de comunidades en Israel. Mimuna debe convertirse en un día de fiesta nacional oficial, abierta a todo el mundo y no a un solo sector de la sociedad.
Se estima que un total de 8 millones de israelíes comenzó a celebrar Mimuna el domingo. La Knesset debe aprobar una legislación para declarar que sea feriado de modo que todos podamos degustar las delicias de los judíos de Marruecos juntos, como un solo pueblo.