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Itongadol.- La AMIA recordó a los desaparecidos judíos durante la última dictadura militar, bajo el lema “A 30 años de la recuperación de la democracia, reafirmamos nuestro compromiso con la memoria y la vida”, que fue organizado en conjunto con la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina.
El acto se inició con la proyección de un vídeo que mostraba a alumnos de la red escolar judía visitando el Parque de la Memoria, donde escucharon testimonios de los familiares de los desaparecidos.
A continuación la señora Vera Vigevani de Jarach, nacida en Italia, sobreviviente de la Shoá y madre de una joven judía desaparecida, miembro de Madres de Plaza de Mayo- Línea Fundadora se dirigió a los presentes, diciendo: “En nombre de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina y de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora y de la Fundación Memoria tengo que agradecer a la AMIA el hecho de que desde hace años se conmemora, se recuerda y homenajea a los 30.000 desaparecidos, dentro de los cuales casi 2.000 eran de origen judío.
Respecto de la memoria, hay algunos que dicen ‘basta de memoria, ocúpense del futuro’. Por supuesto, hablamos de la memoria porque nos ocupamos del futuro. Todos los organismos de Derechos Humanos, pero en particular los que son de familiares, desde un principio hemos dicho que nuestras metas son la verdad, obtener justicia y la memoria; y ahora se agregó una cuarta meta, que es la solidaridad y la participación. Verdad: la mayoría de los familiares no saben la verdad, entonces hay que buscar la verdad. Justicia: nadie se ha hecho justicia por sus propias manos, siempre hemos creído en la justicia; la justicia es lenta, pero se está llevando a cabo, después de años de impunidad tenemos juicios en todo el país. Y la memoria, es nuestro mayor empeño y que tiene una continuación que es la solidaridad. Desgraciadamente si nosotros miramos lo que sucedió en la Shoá, antes y durante la Shoá, y lo que sucedió en la Argentina antes y durante la dictadura cívico militar, que una cosa que nos dolió mucho y fue gravísimo fueron los silencios, los silencios de la sociedad, los silencios internos y externos, los silencios de los países, de las grandes instituciones. Eso hay que aprender romper. En épocas de terror un motivo del silencio es el miedo, el miedo paraliza y hay que encontrar formas de enfrentar las situaciones cuando uno ve gente que sufre, cuando uno se da cuenta que están ocurriendo cosas terribles no hay que mirar para otro lado, hay que aprender a hablar y a hacer. Esto es algo que nosotros tratamos de inculcar a los jóvenes.”
Posteriormente habló Abraham Gak, Profesor honorario de la UBA y asesor de la Comisión Provincial de la Memoria de la provincia de Buenos Aires, fue cofundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, expresó “Cumplimos 30 años de democracia, en muchos casos duramente obtenida y cada uno desde su lugar hemos participado de la tristeza que nos causó la muerte de Nelson Mandela. El caso de Mandela es el de un hombre que pudo desterrar el odio, la venganza y pudo colaborar en lograr, venciendo infinidad de inconvenientes, 27 años de presidio, y logró una democracia imperfecta, pero democracia y en paz. Pensaba que nosotros también logramos democracia, pero nuestra democracia también está apoyada en importantes y profundos dolores, horrores y voluntades. Voluntades que también pensaron que el odio no era la herramienta, que la venganza no es la herramienta, pero sí lograron algo que no se logró allá. Se logró verdad, memoria y justicia. Eso nos distingue. Pero eso sí, nosotros no se lo debemos a una persona en particular. Se lo debemos a las madres y a las abuelas de Plaza de Mayo. Ellas salvaron nuestra dignidad como ciudadanos, como personas, como seres humanos, pero además guiaron este camino que se pudo lograr.
Por último el presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzki, manifestó que “Quisiera decirles que me siento muy emocionado de estar aquí esta noche porque los temas de los que estamos hablando me traen muchísimos recuerdos. Los años duros fueron los años en que yo estaba en la facultad en Córdoba, y puedo recordar los Falcon verdes que nos seguían a la salida de la facultad; el temor a hablar, fijándonos quien teníamos al lado para saber lo que decir; las reuniones secretas por temor a que alguien escuchara lo que no debía escuchar, el temor a los allanamientos, esconder los libros, el clima de opresión que vivíamos. Es difícil expresarlo en palabras, pero para los que hemos pasado esa época fue algo realmente muy duro. Hoy parece mentira que aquello haya ocurrido, pero ocurrió. Recuerdo también haber escuchado al doctor Raúl Alfonsín y la esperanza de ese mensaje que abría las puertas a algo distinto, a una democracia. Estoy pensando en amigos que ya no están, compañeros que nunca más vi. No es fácil expresar lo que fueron aquellos años para quien los vivió con alguna intensidad. Por eso tengo que decirles que considero un privilegio participar de este acto. Hace pocos meses, a poco de haber asumido la presidencia de AMIA tuve el honor de recibir a una delegación de familiares de judíos desaparecidos en la Argentina, y creo que fue el encuentro más emotivo que viví en estos cinco meses de gestión. Conocí personas que supieron hacer del horror vivido un motivo para seguir luchando por un mundo mejor, lo que es algo que enaltece al género humano. Escuché atentamente a las personas que participaron en esa reunión pero recuerdo el relato de Sara Rus, que fue sobreviviente de Auschwitz y madre de un hijo desaparecido durante la perversa dictadura y desde esa reunión me he preguntado muchas veces a mi mismo sobre ese trágico nexo que vincula en la vida de una familia común a la barbarie nazi con la dictadura argentina.
El ser humano se degrada en la condición de tal cuando desconoce la realidad que tiene enfrente, y por el contrario es la posibilidad de reconocerse en el otro lo que hace de él un hombre verdadero. No en vano la Torá nos dice que no juzguemos a nuestro prójimo hasta ponernos en su lugar. No en vano nuestra Torá nos ordena amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. No en vano nuestra Torá nos manda practicar virtudes tan esenciales como la misericordia, la bondad, la tzedaká. No en vano, en fin, una buena parte del cuerpo normativo de la Torá está dedicado a regular las relaciones Ben Adam Lejavero, vale decir entre un hombre y su compañero. Este último punto es singularmente importante porque en él se desprende, que si bien debemos trabajar sobre nosotros mismos a fin de ser mejores personas, también es real que la estructura de una sociedad no puede basarse sobre la buena voluntad de las personas que la conforman, sino que por el contrario debe haber un cuerpo normativo que basado en los más nobles ideales legisle las relaciones entre los hombres y proteja a los más débiles, como está escrito: al extranjero, al huérfano y a la viuda. Esto es lo que llamamos justicia.
Desde esta perspectiva quisiera expresar que tanto el régimen nazi como la dictadura militar se caracterizaron por una flagrante violación de este concepto de justicia, o lo que es peor, crearon una justicia invertida, conformada por antivalores y cuya consecuencia, tal como ocurrió, no podía ser otra que el horror al que nos estamos refiriendo. Es por ello que en esta ocasión quisiera revindicar el concepto de república, que en su sentido amplio es el sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley, y la igualdad ante la ley como la forma de frenar los posibles abusos de las personas que tienen mayor poder, del gobierno y de las mayorías, con el objeto de proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos, de lo que no puede sustraerse nunca un gobierno legitimo”.
Karen Palei interpretó dos canciones alusivas, el acto fue conducido por Batia Nemirovsky y estuvieron presentes la embajadora del Estado de Israel, Dorit Shavit; el presidente de la DAIA, Julio Schlosser; Gabriel Brener, subsecretario de Calidad Educativa del Ministerio de Educación de la Nación; Adriana Roisenstraj, asesora de la subsecretaria de Calidad Educativa del Ministerio de Educación de la Nación; Mara Brawer, diputada de la Nación; el subsecretario de Política Educativa del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Alejandro Finocchiaro; el director pedagógico de la D.G.E.G.P, Baruj Zaidenknop; la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Roisenblit; los integrantes de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos; los ex presidente de AMIA: Abraham Kaul, Luis Grynwald y Guillermo Borger; el presidente del KKL, Adolfo Filarent; el presidente de Bnai Brith, Mario Wilhelm; el vicepresidente de la OSA, Rafael Kurzrok; el rabino Daniel Goldman y directivos de las instituciones centrales comunitarias.