Reuters.-Casi 32 años han pasado desde que 11 atletas y entrenadores israelíes fueron secuestrados por palestinos armados en la olimpiada de Munich y murieron después durante un fallido intento de rescate.
Sin embargo, después de todos estos años, los críticos dicen que el movimiento olímpico todavía no ha hecho las paces con el suceso, aunque esta semana hubo una señal en el concurrido jardín de un diplomático israelí en Atenas de que las cosas están cambiando.
La masacre de Munich fue el peor acto de violencia en la historia de un evento deportivo dedicado a la paz, la buena voluntad y la ética deportiva. Sin embargo, desde el servicio funerario efectuado en los mismos Juegos de Munich en 1972, la tragedia no ha sido memcionada oficialmente durante las olimpiadas.
En la ceremonia de apertura de los Juegos de Montreal, cuatro años después de Munich, la masacre no fue mencionada a pesar de que los recuerdos todavía estaban frescos. No hubo un momento de silencio en ese entonces y así ha sido en las subsecuentes ceremonias inaugurales.
Pero algunos creen que la razón por la cual el Comité Olímpico Internacional (COI) rehusa hablar sobre el tema es el miedo a causar enojo entre los enemigos de Israel, algunos de los cuales hacen lo posible para que sus atletas no compitan contra israelíes.
Ankie Spitzer, viuda del fallecido árbitro de esgrima Andrei Spitzer, dice que está consternada por el silencio que hay en los más altos niveles de las olimpiadas.
Pero lo ocurrido este año podría ser un indicio de que se avecina un cambio.
Como es costumbre en las olimpiadas, los deportistas israelíes celebraron una ceremonia conmemorativa privada en Atenas por sus compañeros muertos.
Rememoraron el 5 de septiembre de 1972, fecha en que hombres armados palestinos del grupo Septiembre Negro treparon una cerca de la Villa Olímpica y se llevaron a 11 deportistas que creían estar a salvo en un lugar donde las diferencias políticas no tenían cabida.
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