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El comienzo del año es un buen momento para convertir en realidad el sueño de hacer algo por los demás. De sumar a nuestra agenda un espacio para la solidaridad y el compromiso desinteresado. Brindar horas para quienes lo necesitan es una manera de sentirse mejor.
Un profesor mostró a sus alumnos un frasco lleno de piedras de tamaño mediano y les preguntó cómo veían la botella. Todos respondieron “lleno”.
El profesor dijo “siempre se puede un poquito más”; tomó un puñado de pequeñas piedras, que se fueron deslizando entre las grandes, y les volvió a preguntar como estaba el frasco, otra vez respondieron “lleno”.
Nuevamente dijo “siempre se puede un poquito más” y agregó unas piedritas muy pequeñitas. Y luego arena y finalmente agua.
La vida cotidiana está llena de obligaciones y compromisos que nos hacen creer que no tenemos tiempo para nada más. Pero con un poco de esfuerzo y capacidad de organización “siempre se puede un poquito más…”
Quienes ya están brindando su tiempo para acompañar a los jóvenes con discapacidad que vienen diariamente a trabajar a IDEL, vieron enriquecida su vida y están muy felices de poder ayudar y compartir lindos momentos.
Patricia dice “recibo más de lo que doy”, Ángeles: “me olvido de todo cuando comparto tiempo con los jóvenes”. Yamu: “encontré mi su vocación” y decidió estudiar para ser acompañante terapéutico y terapista ocupacional. Dina vuelca su capacidad de organización para mejorar la productividad. Mecha ordena y sistematiza el depósito. Ale los invita a sus obras de teatro.
Todas ellas tienen algo en común: disfrutan brindando su tiempo y afecto. Ayudando a que los jóvenes que trabajan en IDEL realicen mejor su trabajo y se sientan acompañados y queridos al realizar su labor diaria.
Te invitamos a sumarte y a aportar tu amor y tu tiempo, para que los jóvenes con discapacidad intelectual leve y moderada de IDEL, puedan ganarse su sustento en forma digna, con su propio trabajo.