Según el estudio, dos de cada tres israelíes ha sufrido síndromes postraumáticos y uno de cada diez lo sigue teniendo como consecuencia de la peor ola de violencia que afecta a la población de Israel desde la creación de este país en 1948.
La encuesta fue realizada entre 512 adultos, según una muestra representativa de la sociedad israelí, y sus resultados son dados a conocer por el diario Maariv.
El estudio revela que uno de cada veinte israelíes cree que necesita tratamiento psicológico.
La investigación en el terreno fue realizada durante los meses de abril y mayo de 2002, cuando israelíes y palestinos salían del mayor sangriento período de la Intifada de Al-Aksa, con la operación militar israelí «Muro de Defensa».
Dicha operación, que erosionó casi por completo el Gobierno de la ANP en los territorios de Cisjordania, costó la vida a decenas de cientos de palestinos e israelíes, y fue la respuesta de Israel a la muerte de cientos de civiles entre diciembre de 2001 y marzo de 2002 en incontables atentados suicidas.
En los casi tres años de Intifada han muerto más de 2.400 palestinos y 800 israelíes, mientras que los heridos entre los palestinos se cuentan por decenas de miles y entre los israelíes por miles.
La Intifada de Al-Aksa, que estalló en septiembre de 2000, es el segundo alzamiento palestino contra la ocupación de Cisjordania y Gaza por Israel, aunque a diferencia del primero -entre 1987 y 1993- éste se ha caracterizado por la militarización de la revuelta.
Los responsables del estudio sostienen que la población israelí está respondiendo a la violencia de forma «lógica» y que los síndromes psicológicos que sufren los israelíes son típicos de sociedades que quedan expuestas a sucesos traumáticos.
«En el período que revisamos (septiembre 2000-mayo 2002) se registraron unos 13.000 actos de violencia, y pensamos que el número de israelíes que estaría afectado sería mucho mayor», dijo el doctor Blich.
Según el experto, el 16 por ciento de los israelíes ha sido testigo de un atentado en los casi tres años de Intifada, mientras que un 37 por ciento tiene a un amigo o familiar que ha presenciado un ataque palestino.
Una víctima de uno de los atentados más traumáticos de la Intifada, el del café «Moment» de Jerusalén, dijo al Maariv que desde entonces ha dejado de salir de casa y «se ha encerrado en sí mismo».
«No duermo, no como y me asustan los sitios cerrados. Todo lo que toco me recuerda el olor a pólvora», dice la víctima, que no es identificada por el diario.
A las víctimas con traumas graves, se suman los israelíes que sufren síndromes menores, como tristeza o perturbaciones del sueño, y que, según el estudio, son el 76 por ciento de la población.
A pesar de los resultados de la encuesta y del estado anímico de los israelíes, el 82 por ciento se considera optimista sobre su futuro personal y un 66 por ciento sobre el futuro del Estado en el que viven.
Estudios similares llevados a cabo en el pasado por centros especializados palestinos han reflejado índices superiores de trastornos mentales entre la población de Cisjordania y Gaza, en particular entre los niños.
Un estudio del Programa de Salud Mental en la franja de Gaza afirmaba en abril que el 94 por ciento de los niños sufren algún desorden psicológico o stress como consecuencia de las operaciones, bombardeos, humillación y redadas a los que son sometidos por el Ejército israelí.
En cuanto a Cisjordania, entre el 37 y el 70 por ciento de los menores padecen de trastornos medios a graves en sus conductas originados por el clima bélico reinante en la zona. EFE el/alf
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