El premier israelí ya había afirmado el domingo ante Powell —que finalizó sin pena ni gloria su gira por la región— su rechazo a la finalización de las actividades de los colonos judíos en Cisjordania y en Gaza, donde 205.000 israelíes habitan 145 asentamientos. Pero las declaraciones publicadas ayer fueron un claro revés para la «hoja de ruta», el plan de paz impulsado por EE.UU. que contempla, entre otras cosas, el desmantelamiento de varios asentamientos en los territorios ocupados.
En la entrevista, titulada «Los judíos continuarán viviendo en Shilo y en Beit El bajo la soberanía israelí», Sharon hizo referencia a los asentamientos que fueran nombrados hace un mes por él mismo como candidatos a ser desmantelados a cambio de «una verdadera paz».
Sharon afirmó en la entrevista que Israel no soporta ninguna presión norteamericana en lo que se refiere al desmantelamiento de los más de 100 asentamientos ilegales que colonos extremistas levantaron por propia decisión y sin permiso oficial, en Cisjordania y Gaza.
La respuesta palestina no se hizo esperar. «Parece que Sharon no leyó el plan», dijo Nabil Abu Rodeinah, el portavoz del presidente palestino Yasser Arafat. «El (Sharon) debería comprender que no habrá solución definitiva sin el levantamiento de todos los asentamientos ilegales», agregó.
Fuentes allegadas a Sharon describen el cambio de sus posiciones como en endurecimiento táctico, y en el marco de los preparativos para la entrevista que el premier mantendrá con George Bush la semana próxima en Washington. «Si Sharon tiene algo para dar», comentó la fuente a Clarín, «lo dará a Bush y no a Mahmud Abbas (el premier palestino con quien se encontrará el fin de semana) y tampoco a Colin Powell».