Inicio ISRAEL Análisis. En medio de las explosiones, surge la pregunta de hacia dónde va esto: una ronda… o una guerra regional

Análisis. En medio de las explosiones, surge la pregunta de hacia dónde va esto: una ronda… o una guerra regional

Por IG
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Itongadol (Por Ronen Bergman/Yedioth Ahronoth).- En los días transcurridos desde el asesinato de Hassan Nasrallah, fuentes del Presidente iraní, del ministro de Asuntos Exteriores iraní e incluso del líder espiritual habían esparcido insinuaciones e incluso declaraciones tajantes según las cuales Irán comprendía el potencial de un estallido total y no tenía intención de responder. Esas fuentes dijeron en foros abiertos y cerrados, en los medios locales e internacionales que a pesar del grave tragedia de la partida prematura de Nasrallah, quien era definido en documentos internos de la división de investigación de AMAN como «el segundo iraní más importante», Irán veía muy bien la debilidad causada por los golpes de Israel a todo el Eje de la Resistencia y, en esa situación, no tenía intención de meterse también ella en zona de riesgo. Además, funcionarios iraníes incluso habían dicho que se debía reexaminar todo el concepto que subyace a las décadas de apoyo al establecimiento de milicias y organizaciones terroristas en todo Medio Oriente, un concepto que ha demostrado ser problemático, al menos por el momento, desde el punto de vista de Teherán.

El ataque masivo con misiles balísticos contrasta completamente con todas estas cosas y también contradice la forma en que los comentaristas eruditos percibieron a Irán hasta literalmente minutos antes de los disparos. Aún queda por determinar si fue un engaño deliberado o un verdadero reflejo de la difícil deliberación en la que estuvo involucrado el régimen y una expresión del hecho que no solo Israel tiene gobernantes zigzagueantes. Sea como fuere, los servicios de inteligencia estadounidenses no se sorprendieron y se dieron cuenta de que Israel tendría que defenderse contra un bombardeo de misiles mayor desde Irán, y potencialmente más mortífero, y que necesitaría una vez más una coalición internacional centrada en Estados Unidos… y esta vez bien podría necesitarla tanto en la defensa como en la ofensiva.

La información exacta provino de Ammán, y en el centro estuvo la información de la Unidad 8200: entre sus veteranos hay quienes ven los duros golpes infligidos a Hezbollah como una especie de comienzo de la corrección, un comienzo de la expiación por la advertencia que no se emitió hace un año menos unos días. Y ahora, la información ha ayudado a neutralizar en gran medida la influencia que tuvo este severo ataque. Y entre las explosiones, cabe decir que se trata principalmente de un aspecto simbólico, y menos del daño real, e Israel ya ha decidido de antemano que, incluso si se trata de una cuestión simbólica, no se contentará con alcanzar el radar de una batería de misiles tierra-aire, como la respuesta al ataque iraní de abril. Entonces todavía había cierta justificación para el ataque iraní, después de que Israel atacara un edificio al lado de la embajada iraní en Damasco y matara allí a un general iraní uniformado. Pero ahora, Irán ha iniciado una guerra contra Israel sin que Israel la provocase. Lo que se llama en las leyes de la guerra: sin provocación. El hecho que Israel haya atacado un búnker militar de una organización definida como terrorista por la mayoría de los países occidentales y que la sangre de ciudadanos de esos países (no solo israelíes) cubriese las manos del líder del movimiento, y que el mismo líder estuviese sentado en su búnker junto a un general iraní que fue a echarle agua en las manos… ese hecho no puede ser una razón según ningún estándar legal y moral.

Los iraníes, según fuentes en Teherán, llegaron a la conclusión que se equivocaron al no haber reaccionado ante el asesinato de Haniyeh y que tal vez no reaccionaron con suficiente fuerza ante el asesinato del general Mahadewi que condujo al ataque del 14 de abril. Estaban buscando una fórmula que les permitiera salir del incidente con dignidad, asegurarse de que EE.UU. no interfiera después y también de que si había en una reacción israelí, ella sería muy moderada, después de lo cual ambos lados podrían cerrar la ronda.

Parece que los iraníes se equivocaron en un nivel, con una intensidad y con una profundidad que solo la colección de errores de Hassan Nasrallah en los meses previos a su muerte los eclipsa. No entendieron el estado de ánimo y la temperatura acalorada en el liderazgo israelí y también ignoraron por completo la necesidad de que EE.UU. -después de impedir que Israel atacara con toda su fuerza la última vez- estuviera de su lado esta vez. Y tal vez, lo más importante, no entendieron el hecho que después de tanto tiempo en el que Israel solo sufrió malas sorpresas, fracasos y decepciones, finalmente está librando la guerra para la que se ha estado preparando, y que con los éxitos contra Hezbollah viene un apetito no solo de devolver a los habitantes del norte a sus hogares de forma segura y lograr una paz regional durante un largo período, sino también de llevar a cabo lo que se expresa en el nombre de la operación «Nuevo Orden».

Ahora la pregunta es de qué tipo de nuevo orden se trata. Altos funcionarios de EE.UU. estaban seguros de que Irán había aprendido la lección de los sombríos resultados del 14 de abril y no amenazaría con una guerra regional, y la pregunta ahora es si pretenden expresar su participación no solo en la defensa de Israel, sino también en un ataque paralelo contra Irán. ¿Y el gobierno israelí, que ya ha anunciado que responderá, pero se reservó la posibilidad de «reaccionar en todo Medio Oriente»? ¿Acaso el primer ministro Netanyahu tiene la intención de embarcarse en una ronda en la que Irán pague un alto precio por este ataque y, con suerte, la mantendrá disuadida hasta la próxima vez, cuando Israel continúe lidiando con los tres frentes actuales, sin incluir a los hutíes? ¿O tal vez el gobierno israelí, perfumado con el reciente éxito, sentirá que si eso es posible, entonces todo es posible?

Este gobierno, al que le encantaba despreciar a los agentes de inteligencia y a los pilotos y vilipendiarlos con la más horrible y falsa inmundicia, y ahora disfruta de un ascenso en las encuestas gracias al trabajo de esas personas valientes e ingeniosas, gracias a las cuales puede realmente traer un «nuevo orden», ¿acaso no tendrá problema en hacerlo de nuevo?

Y este nuevo orden, ¿cómo será? ¿Acaso será sostenible; es decir, sobrevivirá durante muchos años, incluso más allá de la próxima votación del Presupuesto? ¿Y qué dice ese orden sobre el frente sur y cómo se relaciona con el destino de los desafortunados rehenes, que el gobierno hace tanto para hacerlos olvidar? Y no menos importante, ¿cómo disipará los ecos del fuego en el aire en la Margen Occidental y cómo demarcará en profundidad y a tiempo la entrada terrestre al sur del Líbano para que no la miremos con asombro en otros 20 años y nos preguntemos cómo llegamos allí?

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