Inicio Opinión The Jerusalem Post | Opinión: ¿Los ciudadanos de Gaza que mantienen rehenes en sus casas son un objetivo militar legítimo?

The Jerusalem Post | Opinión: ¿Los ciudadanos de Gaza que mantienen rehenes en sus casas son un objetivo militar legítimo?

Por M S
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Itongadol.- (Dr. Ido Rosenzweig – The Jerusalem Post) A principios de esta semana se anunció la muerte de decenas de civiles en Gaza en una contramedida destinada a eliminar al alto cargo de Hamás Raad Saad. Lamentablemente, en los últimos meses, los informes sobre civiles muertos durante un ataque en la Franja se volvieron habituales.

Una de las preguntas que siempre surge es si las víctimas eran ciudadanos «implicados» o «no implicados». En el mismo contexto, los ministros israelíes, los miembros de la Knesset (Parlamento israelí) y las figuras públicas señalan repetidamente que «no hay personas no implicadas en Gaza».

Es difícil precisar si esta afirmación general es cierta o incierta, pero su significado práctico no es tan general como intentan presentarlo quienes la expresan.

Parecería que la base del discurso sobre ciudadanos «implicados» y «no implicados» tiene su origen en la larga experiencia de juristas y expertos militares en intentar aclarar que, incluso durante el combate, no existe legitimidad legal o moral para el uso arrollador de la fuerza contra civiles que no forman parte de las fuerzas combatientes.

Por esta razón, se hizo una distinción simplista entre civiles. El propósito de este discurso no era necesariamente asegurar que los ciudadanos «implicados» son un objetivo legítimo, sino hacer hincapié en que los ciudadanos «no implicados» no son un objetivo legítimo para un ataque directo.

El uso de estos términos en los últimos meses nos obliga a profundizar en su significado. Según las leyes de la guerra, está prohibido atacar directamente a civiles a menos que tomen parte directa en los combates.

Es importante aclarar que existe una diferencia significativa entre los ciudadanos implicados y los ciudadanos que participan directamente en los combates.

Si bien todo ciudadano que participe directamente en los combates es sin duda un ciudadano «implicado», no todo ciudadano «implicado» participa necesariamente de forma simultánea en los combates. Muchas veces, esto último es difícil de comprender. 

Un ataque dirigido contra civiles que no participan directamente en los combates es una grave violación de las leyes de la guerra, que constituye un crimen de guerra en sí mismo, incluso si estos civiles están «implicados» en los combates en ciertos aspectos.

Por ejemplo, los ciudadanos palestinos que festejaron repartiendo caramelos en Gaza el 7 de octubre pueden estar «implicados» en su apoyo al grupo terrorista Hamás, pero es un hecho que eso no los hace participar de manera activa o directa en los combates.

Por otro lado, los ciudadanos palestinos que secuestraron y colaboraron activamente en la masacre del 7 de octubre participaron directamente en los combates en el momento del propio secuestro.

El abanico intermedio entre estas dos diferenciaciones es muy amplio y complejo y no puede tratarse de forma exhaustiva.

El caso de los ciudadanos «implicados» y «no implicados» en el enclave costero palestino

Dos ejemplos más complejos son el de un ciudadano en cuya casa se guardan armas de Hamás bajo las camas de los niños y el de un ciudadano que mantiene cautivos a rehenes en su casa o ayuda a Hamás a trasladarlos de un lugar a otro.

No caben dudas de que se trata de casos de ciudadanos «implicados» que apoyan y ayudan al grupo terrorista. Sin embargo, sin adoptar una posición respecto a estos casos, que participen o no de manera directa en los combates -lo que los convertiría en objetivo legítimo de ataque-, depende de la totalidad de los datos y de las circunstancias de cada caso concreto.

Es decir, la discusión es más compleja que la simplicidad con la que se trata de presentar en la mayoría de las ocasiones.

Quienes sostienen que «no hay personas no implicadas en Gaza», en general, pretenden justificar como legal cualquier uso de la fuerza y cualquier matanza en la Franja. Al mismo tiempo, puede considerarse que esta declaración incita al genocidio o incluso establece la intención de cometerlo, porque legitima de antemano la matanza generalizada de civiles en Gaza (sin diferenciar, por ejemplo, entre los que distribuyera caramelos o votan a Hamás de los que secuestraron personas y las mantuvieron en sus hogares).

En los argumentos que presentó Sudáfrica en su caso contra Israel en la Corte Penal Internacional, se citó a altos funcionarios israelíes diciendo que no hay civiles no implicados en Gaza, describiendo tales enunciaciones como incitación y aliento al genocidio.

Al entender la distinción entre objetivos «implicados» y objetivos legítimos, también queda claro que no todas las declaraciones de políticos y figuras públicas deben considerarse como incitación al genocidio (a menos que esa fuera realmente su intención, lo cual es obviamente ilícito y peligroso).

Los combates en el enclave costero palestino son complejos y los retos a los que se enfrentan las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) para llevar a cabo la misión no tienen precedentes.

Nuestra tendencia a simplificar las normas en un marco binario de ciudadanos «implicados» y «no implicados» es comprensible. Más allá de esto, es importante entender que sólo los civiles que participan directamente en los combates son objetivos legítimos de ataque.

Las relaciones de Israel en el ámbito internacional, especialmente en el ámbito jurídico mundial, exigen tener cuidado con las afirmaciones inexactas y generales que terminan siendo más perjudiciales que útiles.

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