Señor Director:
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«La reciente muerte de dos compatriotas en Israel hizo que nuestras familias en la Argentina temieran por los que, como yo, emigramos a Israel en busca del futuro que nuestro país nos negó sistemáticamente.
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«La muerte de Julio y Gastón demuestra que nadie está libre de la violencia demencial del terrorismo que busca sus víctimas entre civiles inocentes con el afán de destruir y sembrar el miedo en el logro de sus objetivos políticos pero, ¿es que existe algún objetivo político que justifique el asesinato indiscriminado?
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«Como Julio y Gastón yo también emigré a Israel expulsado por un país que no ofrece alternativas para sus ciudadanos, en el que sistemáticamente a su clase política sólo le interesa el latrocinio.
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«Acá en Israel recibimos lo que nuestro país nos negó, pero no sólo en lo económico, acá sentimos que somos parte de un Estado que nos trata como lo que somos, ciudadanos, y que busca solución para todos los problemas de la sociedad, incluido el de la violencia terrorista. Acá nadie deja de hacer su vida normal a causa de los atentados, porque más allá de que existe un móvil en el fanatismo de los terroristas, el hecho de sufrir un atentado en Israel es accidental para sus habitantes, pues el Estado toma los recaudos para evitarlos. Todos los estamentos de la sociedad israelí estamos comprometidos en esa lucha y, a diferencia de la Argentina, acá se buscan soluciones para los problemas de sus habitantes. Por ello a todos mis familiares y amigos que piensan y temen por mí les cuento que Israel no es mucho menos seguro que la Argentina, donde te pueden matar por robarte unas monedas o por hambre, o por enfermedad, sin que tengas el remedio o la atención adecuados, o simplemente por disturbios en la protesta contra un gobierno que no hace nada por sus ciudadanos y para el cual una muerte es un número en una estadística, y lo peor de todo, evitable. Acá cada uno que cae es un hijo y un hermano al cual se le brinda todo el cuidado que este hecho amerita.»
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