Itongadol/AJN.- Según el profesor Eyal Mishani, el camino hacia la apertura del primer banco de “organoides” de Israel comenzó como muchos otros esfuerzos del hospital Hadassah: un médico parado junto a la cama de un paciente, identificando un problema y yendo al laboratorio para encontrar una solución.
Mishani es el director general del Fondo de Investigación de la Organización Médica Hadassah y el jefe de la División de I + D e Innovación.
“En Hadassah, somos muy fuertes en la investigación de medicina traslacional”, destacó Mishani, refiriéndose al campo que ve los descubrimientos científicos logrados en laboratorios transformados en nuevos tratamientos y enfoques para la atención médica.
“Para explicarlo en términos simples, los organoides son tejidos cultivados en laboratorio que imitan las características y funciones de un tejido en el cuerpo”, destacó la Dra. Myriam Grunewald, directora del Centro Organoide dentro del Instituto Wohl de Medicina Traslacional de Hadassah.
Para producir organoides, se toman biopsias de diferentes tejidos en el cuerpo de un paciente y luego se procesan y cultivan en un gel especial que permite que las células proliferen, se conecten entre sí y se autoorganicen en estructuras tridimensionales.
Hace varios años, Mishani y su equipo comenzaron a trabajar para llevar a Hadassah la tecnología de organoide desarrollada por el Dr. Hans Clevers y su equipo en el Instituto Hubrecht en los Países Bajos en 2009.
El profesor Mishani había notado que un número cada vez mayor de laboratorios en todo el mundo estaban trabajando en esta tecnología y creía que Hadassah podría elevar su potencial mediante la creación de una plataforma que estaría disponible para toda la comunidad científica.
El biobanco se inauguró en 2021. Desde entonces, los miembros del equipo del Centro de Organoides de Hadassah han estado recolectando muestras de la mayor cantidad posible de pacientes y convirtiéndolas en organoides, con biopcias de más de 135 personas hasta el momento. Cuando es posible, toman muestras tanto de tejido sano como de tejido que presenta enfermedad.
“Cada organoide en el biobanco se recolecta y almacena a través de un programa que también registra el historial médico del paciente individual”, dijo Grunewald.
“De esta manera, si se está investigando una condición específica, por ejemplo, cáncer colorrectal con mutaciones específicas, podemos usar las muestras relevantes que tenemos en el banco, hacer crecer el organoide y comenzar el experimento. Desde 2009, la tecnología ha hecho un progreso significativo. Somos capaces de cultivar organoides a partir de casi todos los tejidos que se encuentran en el cuerpo humano”.
Actualmente, la función principal del centro de biobanco de Hadassah es proporcionar una plataforma para la investigación general a médicos, académicos y compañías farmacéuticas, en Israel y en todo el mundo.
Además, en situaciones específicas, los médicos de Hadassah ya pueden hacer uso del centro de organoide para probar tratamientos para pacientes específicos y ver cómo responderán probablemente antes de administrarlos.
“Esto ya les está sucediendo con algunos pacientes con cáncer o con fibrosis quística”, resaltó Grunewald. “No hay duda de que la plataforma que estamos desarrollando ahorrará tiempo a los pacientes que no pueden permitirse el enfoque tradicional de prueba y error”.
“Usando organoides, un médico puede investigar el efecto de una cantidad ilimitada de medicamentos en un paciente y luego identificar la combinación de medicamentos que ayudará a ese paciente individual”, afirmó Mishani. “Esto puede llevar la medicina personalizada a un nivel completamente nuevo”.