Por HENRIQUE CYMERMAN –
El primer ministro de Israel recién elegido, Ehud Olmert, presidió ayer una reunión de urgencia con los jefes de sus distintas fuerzas de seguridad y del ejército, en la que afirmó que el Gobierno de Hamas es responsable del atentado de Tel Aviv del pasado lunes. En la reunión se expresó el temor a que la matanza, protagonizada por un joven suicida de la Yihad Islámica, suponga el inicio de una nueva ola de terror en el país.
Algunos altos oficiales del ejército recordaron a Olmert que es la primera vez en trece años que el Gobierno de Ramallah justifica los atentados suicidas calificándolos de autodefensa; dos semanas y media después de la formación del Gobierno integrista de Hamas, sus portavoces reconocen que la policía palestina no hará nada para evitar los atentados en Israel. Ayer mismo, el ministro palestino de Interior, Said Siam, declaró, justificando el atentado: «No tenemos aviones, no tenemos tanques, sólo nos queda la determinación». Por ese motivo pidieron a Olmert que se decida a definir por primera vez en la historia a la Autoridad Nacional Palestina como una entidad enemiga, con todo lo que esto conlleva.
La decisión del jefe de Gobierno fue no adoptar por ahora ninguna medida drástica, en lo que parece ser un intento de evitar una gravísima escalada de violencia. La única decisión concreta fue negar el permiso de residencia israelí a los ministros de Hamas que viven en Jerusalén Oriental, lo que impedirá por ejemplo que reciban seguridad social israelí y que circulen con libertad por el país.
Ayer, en Gaza, los carros de combate israelíes continuaron disparando contra objetivos palestinos desde los que grupos radicales lanzan cohetes Qassam contra Israel. En la noche anterior, helicópteros Apache dispararon contra supuestos almacenes de armas en la ciudad de Gaza, y a lo largo del día de ayer 23 palestinos fueron arrestados en varios puntos de Cisjordania, como Nablús, Jenín, Hebrón y Belén. Se trata de militantes de Hamas, Yihad Islámica, Al Fatah y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). También fue detenido el padre de Samir Salim Mohamed Hamad, el joven suicida que cometió el atentado de Tel Aviv. La Yihad Islámica, que asumió la autoría del atentado en el que nueve israelíes perdieron la vida y 64 resultaron heridos, advirtió en un comunicado que dispone de 70 chicos y chicas preparados para convertirse en mártires en operaciones similares.
Mientras Israel enterraba sus muertos, los 25 embajadores de la Unión Europea acudieron al lugar del atentado para mostrar su solidaridad para con las víctimas. El representante de Austria, el país que preside la UE, advirtió a los palestinos que si continúa el terror una generación más de su pueblo se perderá. Asimismo pidió a la comunidad internacional que impida el traspaso de fondos de Irán a organizaciones como Hamas. El embajador de la UE, el diplomático español Ramiro Cibrián Uzal, declaró que «si los palestinos no cumplen la exigencia europea de impedir la violencia, los 25 no podrán mantener relaciones normales con la Autoridad Nacional Palestina (ANP)».
Embajadores europeos expresaron a La Vanguardia su preocupación por la creciente tensión reinante en la Administración palestina, con un enfrentamiento que parece cada vez más inminente entre el presidente Mahmud Abbas, que definió el atentado como terrorista, y el Gobierno de Hamas, que lo considera legítima defensa. Ayer mismo, el número dos del comité político de Hamas, Musa Abu Marzuk, condenó desde Damasco las declaraciones de Abbas sobre la operación suicida calificándolas de «una reacción precipitada del presidente».
El último atentado de Tel Aviv, el más grave desde agosto del 2004, ha despertado el fantasma de un nuevo enfrentamiento armado y de la tercera intifada. Desde la victoria de Hamas en las elecciones palestinas de enero, en Gaza y Cisjordania reina el caos y el vacío de poder. La acción suicida de Yihad Islámica parece una etapa más en la estrategia de arrastrar al ejército de vuelta hacia las ciudades y los pueblos palestinos.
Ése es, según el experto israelí Alex Fishman, del rotativo Yediot Ajronot, el objetivo del grupo financiado y entrenado por Irán, cuya tesis es muy simple: «Cuanto peor sea la situación, mejor para el pueblo palestino». Quizás por eso eligieron el día de la investidura del decimoséptimo Parlamento de Israel para llevar a cabo la matanza.
Ehud Olmert intenta formar un gobierno cuyo principal objetivo es la llamada hitkansut, o retirada de ejército y de colonos de gran parte de Cisjordania. Sin embargo, el temor es que otro joven bomba que provoque un alto número de víctimas o que cohetes Qassam que siembren la muerte en Ashkelon impongan justamente la dirección contraria: en vez de abandonar Cisjordania, los tanques israelíes volverían a invadir Nablús, Jenín, Ramallah y quizás incluso Gaza.
Los analistas creen que la Yihad Islámica, apoyada por un sector de Al Fatah, intenta arrastrar a Hamas hacia una nueva guerra contra Israel.
El Gobierno de Ismail Haniye, el primer ministro integrista, no lo desea, pero al mismo tiempo no intenta frenar a la Yihad. La gravísima novedad es que todo esto ocurre en una situación política en la que el Gobierno y el ejército de Israel no tienen prácticamente ningún interlocutor en el lado palestino. Hasta la victoria de Hamas, los políticos hablaban con el rais Abbas y los militares israelíes con sus homólogos de las fuerzas de seguridad palestinas. Ahora la ruptura es casi total. Desde la victoria integrista, incluso los mediadores norteamericanos y europeos están fuera de juego.
En la ANP reina la confusión, nadie sabe quién da órdenes a los 60.000 agentes de seguridad y últimamente no hay dinero ni para pagar sus sueldos. Fishman dice que «la estrategia integrista pretende que los tanques israelíes vuelvan a invadir sus calles para que una vez más Israel vuelva a ser presentada como el Goliat ocupante, los palestinos gobernados por Hamas como un pueblo oprimido y perseguido, y la comunidad internacional cambie su política y se identifique con el Gobierno de Hamas».
LVD