A partir del momento en que se decretó el aislamiento obligatorio, el Servicio Social de AMIA comenzó a multiplicar el alcance de sus proyectos para dar respuesta a las necesidades de la población más vulnerable. Actualmente, por mes, la asistencia llega de manera directa a 2.500 personas que reciben prestaciones alimentarias, habitacionales y de salud.
“Desde el mes de marzo, la población asistida por la institución aumentó un 25%”, señala Fanny Kohon, directora de Programas Sociales de AMIA. “La demanda de ayuda social se triplicó y con este incremento, también aumentó el compromiso de la organización para poder aportar soluciones y brindar respuestas en un momento tan complejo como el que estamos atravesando”.
En un escenario marcado por fuertes restricciones económicas, las personas que ya se encontraban recibiendo servicios sociales por parte de AMIA incrementaron sus pedidos de ayuda en un 70%.
El equipo de trabajadores sociales de la institución pasó de realizar 15 entrevistas mensuales de admisiones a realizar más de 45. “Estamos recibiendo personas que están atravesando momentos de angustia e incertidumbre ante la imposibilidad de afrontar los gastos corrientes del hogar como educación, medicamentos, alimentación y pago de servicios de la vivienda”, explica Kohon.
“Las personas que se han acercado a solicitar ayuda son principalmente trabajadores informales y cuentapropistas que tuvieron serias dificultades para realizar sus actividades durante el aislamiento, como es el caso de los rubros relacionados con turismo, gastronomía, y servicios vinculados al entretenimiento”, sostiene la directora de Programas Sociales.
También en el Servicio Social ha crecido la demanda de parte de personas mayores, cercanas a la edad jubilatoria pero que aún no han realizado los trámites correspondientes, y que, por las medidas de aislamiento vigentes, se encuentran imposibilitadas de generar ingresos dentro del mercado no formal.
“Teniendo en cuenta el grado de informalidad, la desprotección social, y la merma en sus ingresos laborales, estamos realizando también un trabajo de orientación y asesoramiento para que las personas puedan acceder a los nuevos programas estatales, y los acompañamos y derivamos para que reciban las coberturas sociales que hemos generado desde AMIA, como las iniciativas ITJA y Jibuk”, indica Kohon.
Los programas que menciona la directora de Programas Sociales se enmarcan en el conjunto de respuestas coordinadas que AMIA, la Fundación Tzedaká y la Fundación Jabad están brindando para aliviar la crisis social. Como se sabe, las tres organizaciones que nuclean los programas de atención social más relevantes de la comunidad están trabajando juntas para asignar más eficientemente las prestaciones económicas, de alimentación, salud y vivienda a la población más necesitada.
CERCA DE LAS PERSONAS MAYORES
La distribución de viandas a domicilio se ha mantenido desde el comienzo de la cuarentena. Hasta el momento, se han repartido desde AMIA más de 15.000 raciones de comida a personas mayores asistidas por la institución.
Por su parte, el área de Adultos Mayores continúa con el envío de actividades y propuestas lúdicas, vía Whatsapp, a la gente que forma parte del Centro Jofesh. “Un total de 413 personas están alcanzadas en esta dinámica que comenzamos en marzo para seguir compartiendo opciones de aprendizaje y entretenimiento a pesar de la distancia”, indicaron desde el área.
La crisis económica y social que impuso la pandemia también hizo despertar en la sociedad el interés por ayudar a quienes hoy más necesitan de la solidaridad y el compromiso de todos. El área de Voluntariado de AMIA lleva adelante diferentes programas de acompañamiento, enseñanza virtual y contención a gente mayor, en los que participan de manera desinteresada más de 300 personas.