Itongadol.- Bajo una amplia sombrilla roja, Nahuel y Matías sonreían fascinados. No estaban en la playa, tampoco en una plaza o disfrutando de unos ricos licuados en el río. Los chicos se encontraban participando de Expo Electrónica 2017, actividad llevada a cabo el 23 y 24 de octubre en la sede de Almagro de la Escuela ORT, que tuvo como objetivo exhibir los proyectos ideados y confeccionados por los estudiantes de 3ro., 5to. y 6to año de la orientación Electrónica.
“Nuestro trabajo consta de una sombrilla con accesorios, como cargadores de celulares o un parlante capaz de reproducir audio por bluetooth, que utilizan energía solar. El trabajo tiene la ambición de crear un producto portátil que pueda ser instalado en eventos y lugares de esparcimiento, fomentando los espacios de reunión y socialización como así también la concientización del uso de las energías renovables”, explicaron los jóvenes.
Mientras un brazo robótico vinculado a un ventilador soplaba infinitas burbujas, otros estudiantes exhibían sus stands con más de 30 trabajos relacionados a la domótica, impresión 3D, arte con LED, automatización industrial y arte electrónico.
“Se trata de una actividad muy especial en donde los chicos, acompañados por los docentes, comparten sus ingeniosas creaciones. Todos los años nos proponemos innovar y actualizarnos para estar a la vanguardia de lo que sucede a diario”, contó Mariano Fouiller, Director de la orientación Electrónica.
Durante la muestra, que se realiza desde el 2003, tuvo un destacado espacio el Club de Robótica. Este taller está integrado por decenas de jóvenes que trabajan todos los viernes construyendo y mejorando robots que compiten en distintas categorías –carreras, laberinto, sumo, mini sumo- a nivel nacional e internacional.
“Es muy interesante que la Escuela nos brinde la oportunidad de poder hacer este tipo de cosas. Hace unos meses participé de RoboTraffic 2017 en Israel, y si bien no pudimos conseguir la victoria, es muy enriquecedor compartir con jóvenes de todo el mundo lo que hacemos en ORT”, sostuvo Ianick, alumno de 5to. año.
Otro que se mostró muy entusiasmado fue Joaquín, quien junto a una inmensa casa de juguetes mostró cómo es posible, a través de la Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), digitalizar el mundo físico y comandar a distancia lo que ocurre en nuestros hogares.
“Todos los enchufes de la casa se encuentran conectados a un Arduino, una especie de computadora que permite controlar, mediante Internet, enchufes y sensores. Uno puede prender el aire acondicionado desde el trabajo, apagar luces, bajar o subir su intensidad y utilizar distintos colores”, ejemplificó el estudiante.
Un calefón solar, un brazo robótico creado con las impresoras 3D del Laboratorio de Fabricación Digital de ORT y un sistema de transporte automatizado fueron otros de los atractivos con los que contó el encuentro. También llamó la atención la presencia de un dron sobrevolando la sala que sirvió para explicarle a los más chicos cómo este vehículo aéreo no tripulado, que cuenta con cámaras, diversos sensores de proximidad, acelerómetros y hasta GPS para saber cuál es su ubicación, se implementa en la actualidad tanto en asuntos civiles como militares.
“Hoy en día los drones tienen injerencia en la creación de material audiovisual, situaciones de emergencia, búsqueda de personas, zonas rurales e investigación. En la escuela aprendemos a manejarlos para luego poder utilizarlos en distintos proyectos”, contó uno de los estudiantes de 3er. año.
En la misma sintonía, Tomás y Lara explicaron cómo a través de los conocimientos adquiridos en clase sobre la impresora 3D se pueden desarrollar distintas piezas y aplicarse a diferentes ámbitos.
La actividad, de la que participó un gran público interesado por aprender y sorprenderse ante innumerables curiosidades, también impactó con su “Danzaedro”. Basado en la teoría del coreógrafo, filósofo y arquitecto Rudolf Laban sobre el análisis del movimiento, los alumnos junto con la Escuela Superior de Educación Artística en Danza “Aida V. Mastrazzi” dieron vida a un icosaedro de 2 metros de altura con cada uno de sus 12 vértices intervenidos por un led, un buzzer y un sensor de distancia ultrasónico conectado a un Arduino Mega. Con el juego didáctico se buscó trabajar sobre diferentes aspectos, tales como la memoria, la coordinación y la ubicación espacial a partir del sonido, permitiendo así que pueda ser utilizado por personas no videntes.