Itongadol.- Sus padres lo nombraron Isaac ben Even el día de su brit milá. Y con ese nombre fue llamado a la Torá cuando se convirtió en bar miztvá. A esa edad ya sabía que algo extraño ocurría con su cuerpo, que algo no andaba bien. Cuando faltaban algunos años para terminar la secundaria decidió cambiar de escuela. Por incomodidad abandonó el colegio judío. Y al poco tiempo, cuando comenzó a tomar hormonas e inició el proceso de cambio de género, se distanció del judaísmo. Isaac ben Even hizo su última aliá a la Torá a los 19 años.
Laura Weinstein es colombiana y tiene 36 años. El fin de semana estuvo en Buenos Aires para participar del encuentro del World Congress of GLBT Jews: Keshet Ga\’avah que organizó JAG en el Templo Libertad. Laura es transexual y judía.
Laura no sabía que el último sábado, 18 de marzo, se conmemoraba en la Argentina el Día de la Promoción de los Derechos de las Personas Trans. Ese día quedó marcado en el calendario por la muerte prematura de Claudia Pía Baudracco, una militante por los Derechos Humanos y una de las principales referentes de la lucha por los derechos de las personas trans. Tenía 42 años. Ninguna sorpresa: expuestas a la violencia del narco y la prostitución, el desempleo, la exclusión escolar, las cirugías clandestinas y falta de atención médica, la expectativa de vida de la mayoría de las mujeres trans y travestis apenas supera los 40 años.
Para el servicio de shajarit de Shabat que coincidió con el encuentro del congreso LGTB los organizadores habían decidido darles el kavod aliot grupales a todos los asistentes y también a los integrantes del minián que se reúne cada semana y que sostiene el Beit Midrash del Templo Libertad. Laura tuvo la única aliá individual. Habían pasado 17 años desde que ella no era llamada a la Torá.
Antes de subir a la bimá, dio un paso más en ese proceso que había comenzado en la adolescencia. En Libertad eligió para ella un nombre hebreo para ser convocada a la Torá. Decidió ser Sara. Sara bat Even. Y así fue nombrada por primera vez por el rab Damián Karo.
No hay igualdad sin inclusión, ni hay inclusión sin libertad para decidir quién se quiere ser. Pero la identidad de género no es solo una decisión individual, es también un acto de compromiso comunitario.