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“Fútbol libre”, motivo de integración a Mi Refugio

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 Itongadol.- Los partidos de “fútbol libre” de Mi Refugio, pensados para quienes buscan un espacio deportivo simplemente recreativo, funcionan en la práctica como un ámbito de integración al country. El proyecto Sumate brinda amplios beneficios para participar de esta y otras actividades.

El espacio de “fútbol libre” del country Mi Refugio fue desarrollado bajo un paradigma diferente respecto al deporte en general, ya que puso en primer plano el juego y la recreación antes que la competencia. Pero además, con el tiempo se convirtió en una excelente modalidad de integración social para quienes se acercaron a esta institución sin contar con un grupo de pertenencia dentro del country. Fue el caso de Esteban Ghinsberg, de 43 años y gerente comercial en una compañía de entretenimiento, quien en 2005 llegó a Mi Refugio y forjó en ese ámbito a sus actuales amigos del country. Según señala Esteban, “fútbol libre, es decir los partidos que se organizan los sábados para quienes no compiten en Faccma, fue el lugar donde enganché super-bien, y se convirtió en el trampolín que me permitió formar lo que hoy es un gran grupo de amigos”. Uno de ellos fue Mariano Jasin, empresario de 46 años, quien cuenta a este medio que esa fue también la historia de su padre, que llegó a este country a principios de la década del ochenta. “La primera actividad que mi papá hace aquí es fútbol libre, se enganchó mucho y le encantó también el country, por lo que vendimos la casa que teníamos en el country Campo Chico y desde entonces somos socios”, destaca, al tiempo que agrega que “lo que tiene de bueno es que no se necesita saber jugar al fútbol para integrarse, es totalmente recreativo y un espacio de socialización, por eso es que allí muchos hombres empiezan a formar sus vínculos sociales”.

De hecho, Esteban cuenta que uno de los momentos que más disfruta de los partidos es el “Tercer Tiempo”, el cual, detalla, “es un gran espacio que tenemos los hombres para hablar de nuestros temas”, aunque no el único, ya que es común que luego de la cena familiar de los sábados se junten a tomar un café para reanudar las conversaciones de la tarde, “un poco más tranquilos, sin chicos ni mujeres”, agrega entre risas.

Con todo, luego de algunos años de jugar fútbol libre, Esteban terminó jugando con Mariano en los torneos Faccma, algo que ambos señalan como muy habitual, pues según explica este último, “al cabo de un tiempo muchos empiezan a ganar habilidad y tomar confianza, y deciden integrarse en algunos de los equipos de Mi Refugio que compiten en el torneo de Faccma, ya que para los adultos están las categorías +28, +35, +42 y Master, por lo que hay muchas opciones para sumarse, aunque muchos otros elijen igualmente quedarse en libres porque solo buscan un espacio recreativo y social”.

En este sentido, Esteban y Mariano coinciden en afirmar que este espacio deportivo permite una rápida integración social, que potencia el disfrute de lo que ambos remarcan como uno de los motivos más importantes por los que asisten a esta institución, como lo es la vida familiar y comunitaria.

De hecho, Esteban suele llegar los viernes para que sus dos hijas estén preparadas, los sábados bien temprano, para sus partidos de hockey en los que representan a Mi Refugio dentro de la liga de la Asociación Argentina de Hockey. Al término de la competencia, organizan el almuerzo familiar, un motivo de unión para la familia, que al finalizar marca el tiempo en que Esteban prepara su bolso para dirigirse a sus torneos de fútbol.

En el caso de Mariano, los domingos también comienzan con este deporte, aunque como espectador, ya que suele acudir a los partidos que su hijo Ignacio, de 19 años, disputa en los torneos de Faccma, tras lo cual realiza con su esposa y sus cuatro hijos la última comida familiar del fin de semana, pues en la tarde temprano regresa con su familia a capital.

Por eso, lo que ambos rescatan especialmente del country, es el ambiente familiar y comunitario, muy diferente al de las instituciones que, con una gran cantidad de asociados, en muchas oportunidades exhiben un rostro frío y anónimo para con sus mismos integrantes. Mariano, que conoce una gran cantidad de clubes por haberse dirigido a ellos para jugar desde muy chico en los torneos de fútbol representando a Mi Refugio, advierte que esa es una de las grandes diferencias con otros countries, donde “semejante cantidad de gente da la sensación de estar en una ciudad, antes que en una comunidad”, y coincide con Esteban en que “la tranquilidad y la familiaridad, en un ambiente comunitario, son los puntos altos de este lugar”.

Sostener estos pilares fue lo que motivo a ambos a participar activamente en el proyecto “Sumate” que brinda muy amplios beneficios a los miembros de la comunidad que busquen un espacio recreativo para sus fines de semana. Según afirman, la búsqueda no consiste en el solo hecho de incorporar más countristas a Mi Refugio, pues de hecho tienen una alta demanda de gente de la zona, sino en sumar miembros de la comunidad para que se sostenga el carácter judío de esta institución. Según señala Mariano, “Estamos muy comprometidos con sostener el ambiente comunitario de Mi Refugio, esa es la razón por la que mi papá vino acá, por la que yo me quedo acá y por la que tengo a mis hijos acá. Este es el ámbito donde yo quiero que crezcan mis hijos, y por eso estoy en la comisión del proyecto ‘Sumate’”. Por su parte, Esteban forma parte de la Comisión de Juventud, desde donde afirma que también trabajan para “mantener el ámbito comunitario, no desde el lado religioso, pero sí desde los valores y las tradiciones en los chicos, en las celebraciones de los jaguim y en todas sus actividades”.

Por eso, para quienes estén buscando un espacio para pasar sus fines de semana en familia, Esteban y Mariano coinciden en que “acá van a poder encontrar un lugar tranquilo y en donde van a tener un ámbito comunitario para ellos y sus hijos. Van a sentirse en familia pero en el sentido amplio del término, ya que el country tiene distintos grupos y actividades en los que la gente se engancha y termina armando tribus, que interactúan y tienen también mucha afinidad entre sí, porque todos comparten algún deporte o sus hijos van a la misma actividad. Y eso, -resaltan-, se ve en los momentos de celebración, cuando hay alguna festividad judía, donde se experimenta ese sentido de pertenencia”.

“Para mi es como esos pueblos de la Europa Oriental del Siglo 19, -finaliza Mariano- un shtetl, que para su continuidad necesita de más gente de la comunidad. Por eso los amplios beneficios que estamos ofreciendo”.

Proyecto Sumate
Si querés conocer el nuevo programa de amplios beneficios que Mi Refugio propone a los miembros de nuestra comunidad, comunicate al 4295-8550 Int. 2 o envía un mail a [email protected]

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