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Itongadol/AJN.- Muchos investigadores y profesionales del mundo advierten que habrá hambruna a nivel mundial para el 2050. Cada vez hay menos tierras cultivadas para dar comida a la población, la cual se espera que siga creciendo. Además cada vez hay menos granjeros y agrícolas trabajando tierras y buscando métodos nuevos de producción. Si no se encuentran respuestas pronto podría haber guerras por el agua y los comestibles.
Es por esto que se está virando al campo tecnológico en búsqueda de alternativas. En Israel varias compañías han desarrollado sistemas innovadores para la producción agrícola, como el sistema de selección de semillas de Crystal Vision desarrollado en el Kibutz Samar en el Valle Arava, o los métodos de selección Eshet Eilon del Kibbutz Eilon.
Sin embargo, esto no es nada en comparación con el gran potencial que tiene el desarrollo tecnológico en la agricultura. Israel ahora tiene la oportunidad de unirse a la revolución, la cual actualmente está siendo liderada por importantes corporaciones americanas.
Hay mucho para hablar con respecto a la innovación en agricultura, pero no se invierte lo suficiente en este canal. El tiempo marco para el desarrollo de una innovación agrícola es de siete a diez años. Para que esta se asimile debe funcionar en condiciones no estructuradas y complejas. Su desarrollo debe ser confiable y preciso, y su precio competitivo.
Los últimos dos a tres años han visto un interés creciente de parte de inversores de desarrollo e investigación israelí, de parte de fondos como Pontifax y la Fundación BIRD, así también como empresas de agricultura como Trendlines Agtech. Además, el Instituto Volcani, junto con las Industrias Aeroespaciales de Israel, está explorando modos de adaptar las tecnologías militares al uso agrícola. La Fundación BIRD ha recién aprobado dos colaboraciones en agricultura y ha aumentado su actividad para iniciar e incentivar el desarrollo conjunto de aplicaciones agrícolas por empresa israelíes y americanas.
En las últimas semanas el Ministerio de Economía de Israel ha hecho una apelación pública para emitir licitaciones para el conocimiento agrícola, apuntadas a promover la industria agrícola del país. Además ha destinado 12 millones de shekels para el establecimiento de centros de investigación para incentivar a las empresas tecnológicas israelíes de varias áreas de la agricultura en los próximos seis años.
La experiencia israelí en el desarrollo de tecnologías militares y su experiencia en convertirlas al uso civil, puede permitirle a Israel jugar una vez más un rol líder en el desarrollo y avance del mundo de la agricultura
*Por Dr. Ron Maron es presidente del desarrollo empresarial de la Fundación BIRD y Dr. Victor Alchanati es el director de la ingeniería agrícola del Instituto Volcani.