Itongadol.- Este miércoles 18 de marzo, el presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV), David Bittan (foto), dejará su cargo y pondrá fin a más de un cuarto de siglo dedicado al bienestar de su comunidad, que en las últimas dos décadas enfrenta desafíos diferentes a los habituales hasta entonces.
El cambio llega “en una etapa llena de experiencia a nivel personal, profesional y comunitario, cumpliendo un ciclo de casi 27 años en la institución, en la cual ocupé casi todos los cargos, y en un momento en el que siento que debo seguir aportando desde otra perspectiva”, explicó en exclusiva a la Agencia Judía de Noticias (AJN) desde Caracas.
“Venezuela tiene un sistema político peculiar, que se inició en 1999 y ha venido desarrollándose en atención a un modelo político y social distinto a lo anteriormente conocido y a una estrategia geopolítica no convencional, en la cual las alianzas con países con los que mucho no tenemos en común -algunos de ellos enfrentados con el mundo occidental, me refiero a las relaciones muy cercanas con Irán, Siria, etc.- nos ponen de entrada en una situación difícil, y la comunidad se ve afectada directamente por ello”, diagnosticó el líder judío.
“Asumimos en momentos difíciles y los hemos ido superando, pues la comunidad cuenta con un profundo arraigo y una importante solvencia moral” dentro de la sociedad local, destacó.
“Hoy no es más difícil, es simplemente distinto cada día y lo hemos gestionado; será el tiempo el que nos diga si lo hicimos bien o no, por lo menos pusimos nuestros mejores esfuerzos, tiempo y relaciones personales al servicio del colectivo al que nos debemos y respetamos”, aseguró Bittan, para quien “sinceramente no” es difícil ser dirigente comunitario en Venezuela.
“Lo que lo diferencia con cualquier otro país es entender que tenemos una dinámica distinta, en la cual los interlocutores cumplen poco tiempo en sus cargos y por ello debemos estar reinventando las estrategias permanentemente: lo que se planifica en una semana, puede cambiar drásticamente a los pocos días y las reglas de juego mutan” todo el tiempo, aclaró.
Esa situación “crea una especie de desesperación, pero te acostumbras y todo se convierte en relativo o temporal; los dirigentes de la CAIV están preparados para ello”, afirmó su titular saliente.
A la hora del balance, señaló como sus principales contribuciones el “continuar con la buena gestión que dejo Salomón Cohen, el acercamiento a nuestros hermanos evangélicos y a la Iglesia católica -mantenemos línea directa con el Vaticano-, la promoción del diálogo interreligioso, la lucha contra la judeofobia, la participación en la Conferencia por la Paz y los encuentros con los cancilleres de América Latina, y el mantener posicionada a la comunidad en un estatus de respeto al más alto nivel nacional, con el reconocimiento de toda la sociedad, inclusive de quienes no nos quieren”.
“En ningún momento paramos de generar interés en positivo: la vida judía en Venezuela ha sido fundamental para su desarrollo (nacional), y como minoría siempre hemos sido la que más aportó a este país; esto es innegable y a la historia me remito…”, se ufanó Bittan.
“Finalmente, trabajar con la verdad y decir siempre lo que pensamos, con respeto, pero con firmeza”, recalcó.
La relación de la comunidad con el gobierno es “de respeto y a los niveles estrictamente necesarios: mantenemos buenos canales de comunicación y nuestras peticiones siempre son atendidas; ahora bien, uno aspira permanentemente a más…”, admitió el presidente saliente de la CAIV, quien reconoció haber atravesado momentos complicados porque “no es sencillo representar a un colectivo como el nuestro”.
“Cada día trabajado quedaba de lado, entendiendo que a veces transitábamos caminos que no tenían final, pero entendíamos que era lo acertado”, sostuvo.
“Estamos apreciando una sociedad en desorden y una crisis de valores sociales y políticos desarticulada por el desgaste de las instituciones; en estos años hemos aprendido que es más importante tener la visión de prevenir los conflictos que resolverlos”, enseñó el líder comunitario.
“Para dirigir la CAIV es necesario tener cualidades peculiares: es una especie de Ministerio de Relaciones Exteriores de la comunidad y nuestra idea -seguiré luchando por ella desde otra tribuna- es que debe formar a sus presidentes, como ocurrió en mi caso, y que quienes la dirijan tienen que ser los más preparados”, propuso.
La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela “no es una institución que pueda ser manejada solo por gente de buena voluntad, se requieren capacidades específicas, astucia, visión política, muchas amistades y gozar del visto bueno de los interlocutores, pues al final, quienes dirigen el país pueden elegir con quién hablar y enviar los mensajes, y para que siempre sea un tema institucional, debemos nombrar a los que mejor encuadren en cada sistema”, aleccionó Bittan.
“Para cada etapa hay dirigentes, siempre fue así, y hay varios presidenciables en la CAIV, gente muy preparada”, resaltó de cara a la inminente Asamblea de renovación de autoridades.
Para el líder saliente, la situación comunitaria es “difícil en atención a los temas que afectan a todos -inseguridad, temas económicos y sociales-, pero a ello se le adicionan algunas dificultades como el antisemitismo, la disminución en cantidad (de sus miembros) y todo lo que implica el poder garantizar la vida judía: permisos, visas para los shlijim, etc.”
Además, “falta algo de suma importancia: la relación con Israel, que fue cortada a espaldas del colectivo (judío) de quienes votamos y elegimos presidentes, del mundo cristiano y de nuestros hermanos evangélicos, con más de 4 millones de feligreses, todos con un amor manifiesto por Tierra Santa”, recordó.
“Trabajar con ánimo; entender que nuestra lucha no es por sobrevivir, es por generar permanentemente las mejores condiciones para garantizar la vida judía; tener muy claro que todo lo que exigimos son derechos, no concesiones, y que más pierden los países cuando disminuyen sus comunidades judías que quienes emigran buscando mejores condiciones”, recomendó Bittan a las kehilot diaspóricas.
“La complejidad de nuestras comunidades es lo que garantiza estabilidad y futuro en los sitios donde se desarrollan”, insistió.
“El liderazgo es solo un espacio de las circunstancias y lo debemos ejercer con profunda responsabilidad: debemos tratar de combatir la incertidumbre y de motivar tiempos mejores; los dirigentes tenemos que resaltar también lo positivo, pues si no siempre podemos optar por las circunstancias, podemos elegir cómo reaccionar frente a ellas, sacando ventaja de lo que pensamos, y debemos promover optimismo”, finalizó el presidente saliente de la CAIV.