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Itongadol/AJN.- Un lápiz filoso forzado en el cañón torcido de un rifle Kalashinikov – esa es la imagen con la que el caricaturista libanés Armand Homsi del periódico Al-Nahar expresó su furia por los asesinatos en las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo en París este miércoles.
El editor en jefe de ese medio árabe, Gebran Tueni, y su columnista estrella, Samir Kassir, fueron asesinados en el 2005 por agentes sirios. En su editorial de ayer, el periódico dijo: "Todos los periodistas asesinados son una antorcha encendida para el camino de otros periodistas. Sin importar cuán duro intenten silenciar a los medios, la palabra escrita seguirá siendo una bomba que un día explotará en la cara de los terroristas y el terrorismo".
Más de 60 periodistas fueron asesinados mientras trabajaban en el 2014, algunos en el campo de batalla y otros asesinados por el Estado Islámico, también conocido como ISIS. Mientras morir en una zona de guerra es aceptado como un peligro ocupacional, el asesinato por parte de organizaciones terroristas es visto como una guerra cultural del Islam contra Occidente.
"Lo que ocurrió en París es un ataque francés a Francia", dijo el columnista libanés Amar Mohsen. Los asesinos son ciudadanos franceses que crecieron en una cultura que no pudo contenerlos y que los excluyó. Uno de los sospechosos, Cherif Kouachi, fue sentenciado a tres años de prisión en Francia en el 2008 por ser voluntario de los combatientes en Irak. Además fue arrestado dos años después de ser liberado por intentar hacer escapar de prisión al islamista argelino Ismail Belkacem.
"Este asesinato es el regalo más precioso que el terrorismo le ha dado al racismo en Francia. Esos asesinos mataron no solo a periodistas, sino a millones de musulmanes que viven allí. Además han justificado la imagen asesina del Islam. Han clavado un cuchillo en el corazón del Islam y de los musulmanes de todo el mundo", escribió el periodista marroquí Hamid Zid.