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Entrevistas de verano/AMIA. Reisman: “Si nos sentamos a una mesa, esto se arregla en un mes”

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Itongadol.- Pablo Reisman (foto) es el vicepresidente 2º de la AMIA, en representación de Avodá, y en diálogo con la Agencia Judía de Noticias aseguró que regularizar la situación de los asociados a la entidad es el tema que lo “arrastró a entrar en este gobierno” liderado por la ortodoxia.

Rechazó con dureza las acusaciones de “traidor” que provienen de varios dirigentes de Acción Plural Comunitaria y fustigó a los ex javerim de su partido que cuando ocuparon cargos no solucionaron los problemas de los que hoy se quejan.

El dirigente se mostró esperanzado en el diálogo con los representantes del Bloque Unido Religioso, sus compañeros en la Comisión Directiva de la AMIA.

P- ¿Cómo está transcurriendo tu primera etapa en la Kehilá?

PR- Aprendiendo, viviendo algo distinto a lo que había pasado hasta ahora. Un poco por suerte y capacidad, fui presidente de varias instituciones, algo que no todos logran. Estoy tratando de hacer muchas cosas.

P- ¿Cómo es el día a día en el compromiso de gestión de la AMIA?

PR- Todos los que estamos en la Comisión Directiva de la AMIA estamos aprendiendo porque somos nuevos. Vengo cinco o cuatro días a la semana y trato de meterme en todo lo que puedo. Es mi manera de ser: no vine aquí para sacarme fotos. En virtud de que el vice 1º (Ralph Tomás Saieg) no está viniendo, me toca reemplazar al presidente. Me gusta trabajar y quiero hacer cosas con temas importantes. Son mis convicciones de dirigente.

P- ¿Cómo estás viendo el transcurrir político en la Kehilá?

PR- Venimos de un momento muy traumático y difícil. Comprendo nuestro lugar desde aquí adentro y también a los que están afuera. Creo que no fue fácil armar el gobierno, hay muchos enfrentamientos que son estériles e inútiles. Creo que si estuviéramos trabajando todos juntos, esto sería una maravilla. El pueblo judío necesita que estemos unidos y que trabajemos, no que nos peleemos. Quiero entender la cosa desde ese lugar. Quiero unir. Soy la persona más apropiada: no creo tener mala relación (con alguien), con algunos estoy mejor y con otros, peor. Cuarenta años de activismo me hicieron entender muchas cosas…

P- ¿Qué pensás de este nuevo gobierno, que no es “de pared a pared”, con todos los sectores representados?

PR- Es una pena, todos deberíamos estar sentados acá. No importa el cargo. No me llaman los cargos, estoy en el lugar que me gusta. Pude tener cargos en otras instituciones, pero siempre me interesó la AMIA porque es el eje y la madre de todas las entidades judías. La AMIA directamente representa al pueblo, no a instituciones.

P- Pedís “acercarse y colaborar”, pero por otro lado, Elías Sporn, titular de Plural JAI, dijo: “tenemos dificultad para acercarnos”. ¿Qué pasa?

PR- Quiero decir que eso me sorprendió mucho. Leí a fondo las declaraciones de Elías, que es una persona por la cual siento mucho aprecio. Lo conozco de aquí, no de hace mucho tiempo. Tengo una relación muy cordial, es una persona de bien. Ocupó cargos y lo hizo con mucha altura. Me sorprendió porque hace un mes, estando en el quinto piso (de la AMIA, donde están las oficinas políticas), cuando me enteré de que se había hecho cargo le dije: “Elías, ¿qué te parece si nos juntamos a hablar? Nos podemos sentar y decirnos todo lo que queramos”. Nunca tuve respuesta. Entonces, no entiendo cuando alguien pide diálogo, pero cuando se lo ofrecen, no lo toma. Quiero creer que hay predisposición al diálogo. Hay algo que tengo internalizado y quiero decir: la mayoría de los dirigentes son “ex Avodá”. Por una u otra razón, se fueron o los suspendieron del partido. Resulta que cuando estaban en Avodá, todo era malo, y ahora que se fueron, son buenos. ¿Qué pasa? ¿Hubo un click o un corte? Nací en Avodá y no voy a pertenecer a otro espacio político, pero no entiendo esa postura de que como somos de Avodá, somos malos. Hay algunos ex dirigentes de Avodá y de instituciones centrales que cuando estaban en Avodá y ocupaban cargos importantes, no hicieron cosas que eran necesarias, y resulta que ahora que están en la oposición, sabían lo que tenían que hacer. Lo podrían hacer ahora porque no están más en Avodá. ¿Qué quiere decir eso? Quisiera que me lo expliquen. Algunos dirigentes de otros espacios hablan de Avodá como si uno entrara y fuera al infierno. ¿Qué diálogo se puede tener? Me encantaría que me expliquen la versión de un dirigente que dice que no se sienta a hablar con Avodá porque no tenemos ética. Conozco a muchos dirigentes que no pueden mirar para atrás porque el pasado los condena, pero se dan el lujo de decir cosas de gente de Avodá que pudo haber hecho las cosas bien o mal, como todos los seres humanos. No hay ser humano infalible, todos somos falibles. Pero tampoco se puede denostar de esa manera. Entré aquí y no me trajeron de los pelos para que firme, ni nada. Antes de entrar a la Comisión Directiva hablé con la gente que integraba la coalición (Acción Plural Comunitaria) y les dije que iba a entrar porque venía acá por mis convicciones, y de hecho, estoy detrás de un tema importantísimo, como es “socios”.

P- ¿En qué está ese tema?

PR- Estamos charlando y creo que tenemos buenas perspectivas. La ortodoxia está bastante abierta. Creo que la Kehilá es de todos. Una vez dije que quería un presidente laico, y eso quizá pudo ofender a los observantes. Lo que quise manifestar en ese momento, en el fragor de la charla, es que esta Kehilá no es como cualquier otra, es una mutual, y quien venga a dirigirla o a integrar su Comisión Directiva debe despojarse de sus convicciones religiosas. Hoy hay un presidente (ortodoxo) y nunca hablé de religión con él. Nunca me dijo: “No hagas esto porque va contra la religión”. Cuando alguien viene acá, tiene que decir: “Vengo a trabajar en un ente comunitario”. Lo digo porque la AMIA tiene una gestión muy importante -asistencia social, educación…- y eso no quiere decir que no luche porque haya cada vez más ídishkait (judaísmo) para combatir la asimilación y para que se cumpla todo lo que dice la Halajá. Soy muy respetuoso de todas esas cosas, pero si bien es un tema muy importante, tenemos que ser mucho más amplios. Alguna vez, Shimon Peres dijo: “judío es el que quiere ser judío”.

P- Se sabía que sos muy crítico de la ortodoxia, ¿cómo es la convivencia con su gente?

PR- Excelente. Digo las cosas como tengo que decirlas: en la cara. A lo mejor hay gente que me tiene bronca por eso. No soy hipócrita y jamás lo voy a ser. Si les gusta, bien, y si no, también. Me parece que es importante que nos despojemos de todas estas hipocresías…

P- Evidentemente se juntaron enojos por todos lados…

PR- Claro, pero no soy responsable de que estén enojados con Avodá. Nunca le dije a alguien que se fuera de Avodá. Fui presidente en su momento y fui muy amplio. Nadie tiene idea de lo que viví en Avodá en esos años. Quizá fueron los peores de mi vida. Las presiones, los forcejeos y los tironeos… Es un partido, y los que están en Avodá son todos animales políticos, no “nenes de pecho”. Cada uno cree tener su pedazo de verdad. Es un rompecabezas y hay que tratar de caminar por un alambre a cien metros de altura.

P- Respecto al tema “socios”, ¿estás diciendo que los que podrían haber hecho algo no lo hicieron?

PR- Creo que sí, francamente. Cuando ingresé acá pensé que era mucho más fácil. No es un tema fácil. En un momento determinado había socios que eran “activos” y los pasaron de categoría. Como decía Scholem Aleijem, es difícil ser judío y hay que asumir que no serlo es mucho más fácil. Muchas veces se habla de que las conversiones no sirven. Acá hay un Seminario Rabínico (Latinoamericano conservador) y lo respeto. Lo que diga el Seminario, para mí va a estar bien. No tengo por qué dudar. Si una persona quiere venir acá a trabajar, ¿por qué no? ¿Por qué hay que cerrarle la puerta? Si no hubiera sido por la Shoá, quizás hoy seríamos 50 millones de judíos. No lo somos porque mataron a seis millones. Entonces no había la gran asimilación que hay ahora.

P- ¿Cómo se hace para tratar el tema “socios” siendo vicepresidente de una cadencia ortodoxa?

PR- Dialogando. Me dijeron que me iba a sentar en una mesa muy dura y no iba a poder hablar con alguien. Hay interlocutores muy interesantes, hay charlas muy buenas, y comprenden lo que llevamos.

P- ¿Qué se está buscando?

PR- Que todos los socios de la AMIA puedan votar. (La categoría) “socio adherente” no debería existir. En el Estatuto no veo esa caracterización. Supuestamente, luego del (atentado, en) 1994, se acercaron algunos no judíos que se hicieron “amigos de la AMIA”. Para mí, todos ellos tienen que ser socios activos.

P- ¿Qué te gustaría que ocurra?

PR- Que nos pongamos de acuerdo y digamos que todos los socios de la AMIA tengan pleno derecho. Con las limitaciones que haya; en este caso, la Halajá es una limitación y enterrarse en el cementerio no es fácil. Lo que pueda hacer desde mi cargo, lo aportaré. Estamos avanzando. Soy muy optimista. Soy un luchador, no me van a sacar del medio tan fácilmente. Nací en un hogar muy humilde y mi posición de hoy en día la hice trabajando a pulmón. Fui presidente de un club que estaba en una posición muy difícil y hoy está floreciente y pujante. Trabajé en un shule “de frontera”, y sin embargo hice una muy buena administración. En todos los lugares que ocupé actué con honestidad, trabajo y sacrificio. Esto no lo voy a desperdiciar. Siento apoyo de todo el mundo. Sé que para muchos no es fácil. Creo que ése es el tema que me arrastró a entrar en este gobierno.

P- Hubo una Asamblea de Representantes de Asociados (RAT) frustrada el jueves y habrá otra en marzo. ¿Cuál es tu mensaje sobre la situación actual?

PR- La situación viene muy complicada. Hay gente a la cual le interesa que esto siga así y hay gente que quiere avanzar. Los partidos de la coalición tuvimos reuniones y se habló del asunto. Creo que si los principales dirigentes de cada partido nos sentamos a una mesa, esto se arregla en un mes. Creo que si cada uno pone esa pequeña gotita de inteligencia que se necesita y cada dirigente tiene -por algo está a la cabeza-, se puede llegar. Esta Kehilá no puede “explotar por los aires”. A veces escucho cosas que me asustan: gente que habla de denuncias contra la AMIA, de abrirse y separarse, de cuántas kehilot va a haber… ¡Tiene que haber una sola!

P- ¿Hay riesgo de gobernabilidad si en la oposición está la presión de romper el gobierno?

PR- No lo veo así. Creo que aquí hay una mesa directiva bien armada, con cada uno trabajando en lo suyo. Todo gobierno tiene riesgos. Cuando uno asume esa responsabilidad, sabe qué se está jugando. Tengo 68 años, no me queda mucho tiempo para trabajar. Soy joven, pero 40 años de actividad… Me parece que en lo que me queda de tiempo de trabajo tengo que ayudar a que esta Kehila esté unida.

P- ¿Cuál es tu mensaje a aquellos políticos que están fuera de la Kehilá?

PR- No estoy hablando con la cabeza, sino con el corazón: creo que con casi todos nos une un afecto de muchos años de trabajo que no se puede terminar porque tengamos matices distintos en lo que pensamos. Me parece que hay que tener paciencia y tratar de unirnos y charlar. Decir lo que pensamos, sin agresiones. Sin tratar de “traidor”. Nunca traicioné a alguien: avisé, y el que avisa no traiciona. Nunca tuve problemas. La gran mayoría quiere que los dirigentes demostremos por qué lo somos. La palabra lo dice: uno dirige, y al dirigir tiene que tener la inteligencia necesaria para saber para dónde y hasta cuándo, cuándo llegó el momento hacer las valijas e irse a su casa. Tomé la misma postura en Kadima: dije “Se terminó mi tiempo, aquí tiene que haber gente joven” y me fui sin problemas.

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