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AMIA/Atentado. Alak le respondió a Nisman: No puede tener temor a poner pruebas sobre la mesa

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Itongadol/AJN.- El Memorándum de Entendimiento firmado con Irán en el marco de la causa por el atentado a la AMIA (foto), que provocó 85 muertos y centenares de heridos el 18 de julio de 1994, “es una herramienta de cooperación internacional puesta a disposición de la Justicia para que avance en una investigación penal que está próxima a cumplir 20 años y aún no ha dado respuestas a las víctimas ni a la sociedad”, aseguró ayer, jueves, el ministro de Justicia y Derechos Humanos argentino, Julio Alak, en una virtual réplica al fiscal especial a cargo del caso, Alberto Nisman, quien el miércoles reclamó, en duros términos, la inconstitucionalidad del mismo.

“En una investigación penal de estas características no puede existir, y mucho menos justificarse, temor alguno a que las pruebas sean puestas sobre la mesa y en conocimiento de todos”, lo desafió el funcionario sin nombrarlo.

“Bajo ningún punto de vista puede utilizarse el memorándum como un impedimento para que los funcionarios judiciales pongan en conocimiento de la sociedad y de las partes todas las pruebas y medidas que promuevan un avance concreto de la investigación”, insistió.

Alak agregó que “de ninguna manera puede interpretarse que la ‘Comisión de la Verdad’ tenga alguna facultad jurisdiccional que entorpezca la labor de las autoridades judiciales locales”, ya que “esa función no la tiene esta comisión ni ninguna de similar naturaleza que, justamente, se han creado y utilizado en muchos casos en todo el mundo cuando las vías jurisdiccionales no alcanzaban resultados concretos”.

El ministro recordó que los informes de la polémica “Comisión de la Verdad” no serán vinculantes, “sino meras recomendaciones a los Estados” y que “ni siquiera estarán dirigidos a las autoridades judiciales locales”.

El miércoles, Nisman le solicitó al juez Rodolfo Canicoba Corral la declaración de inconstitucionalidad del memorando “por entender que constituye una indebida intromisión del Poder Ejecutivo en una esfera exclusiva de la función judicial, por constituir una afrenta y grave ofensa a la independencia de la Justicia y por resultar un avasallamiento y atropello a derechos y garantías reconocidos por la Constitución Nacional y los tratados internacionales con jerarquía constitucional”, todo lo cual “acarrea responsabilidad internacional del Estado Argentino, que corre un serio riesgo de ser sancionado por organismos internacionales de Derechos Humanos”.

En su presentación de 75 fojas, el funcionario analizó en forma pormenorizada la cuestión y sostuvo que el polémico acuerdo es “una reiteración interminable de violaciones de garantías constitucionales”, entre las cuales incluyó la vulneración del sistema republicano de gobierno, la división de poderes, la independencia judicial, la garantía del debido proceso, el principio del juez natural, el derecho de defensa en juicio, el principio de igualdad ante la ley, el derecho a la tutela judicial efectiva y el derecho de acceso de las víctimas a la justicia.

Para Nisman “se viola de manera manifiesta el artículo 109 de la Constitución Nacional, que impide al Poder Ejecutivo ejercer funciones judiciales y el artículo 27 del mismo cuerpo legal, que establece que los tratados que se firmen con potencias extranjeras deben estar de conformidad con los principios de derecho público de la Constitución Nacional, principios que son reiteradamente pisoteados por el memorando”.

El fiscal también examinó la naturaleza y orígenes de las “comisiones de la verdad” y los casos en que los Estados se valen de ellas y concluyó que “el expediente AMIA se encuentra en las antípodas de los supuestos que habilitan recurrir a este tipo de comisiones”, que en este caso “es flagrantemente inconstitucional por tratarse de un órgano político que arrebata temporariamente la causa a su juez natural para ejercer funciones netamente jurisdiccionales, al punto que insólitamente se encuentra facultada para recibir la evidencia, revisarla, efectuar un análisis detallado de la prueba de cada uno de los acusados, recolectar material probatorio, requerir información adicional, interrogar a los acusados, interrogar al juez de la causa y emitir un informe”.

“Nótese que dicho informe que, sin ningún tipo de control ni facultades de revisión elaborará la Comisión, sea cual fuere su contenido -esto es, diga lo que diga- será considerado como ‘la verdad’, ambos Estados se verán obligados a tenerlo en cuenta y ajustar su accionar futuro a dicho reporte, el cual deberá atender a la legislación del país que ha venido protegiendo a los acusados de un acto de terrorismo internacional”, subrayó.

Por ello, Nisman aseveró que “todo esto contraviene de manera manifiesta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención sobre la Prevención y Sanción del delito de Genocidio, todos ellos tratados internacionales con la misma jerarquía que la Constitución Nacional”.

“Estos instrumentos consagran la independencia e imparcialidad de la Justicia como un derecho humano fundamental, lo que pone en jaque al Estado Argentino por posibles sanciones tanto ante el sistema interamericano de Derechos Humanos como ante el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”, advirtió.

A juicio del fiscal, “este órgano político parajudicial invade al Poder Judicial y se convierte en juez de los jueces naturales, ofendiendo la división de poderes y la independencia judicial y, aun en el caso de convalidar lo actuado por el juez de la causa, abre la puerta a un sinnúmero de nulidades que terminarán condenando la causa a su archivo, evitando la posibilidad de realizar justicia para los 85 muertos”.

El funcionario reconoció “las amplias atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional para celebrar tratados con quien le plazca e incluso de poner en marcha un proceso de negociación con la República Islámica de Irán, por resultar la concreción de decisiones políticas de carácter discrecional, exclusivas y excluyentes del Poder Ejecutivo, extremo que no resulta judiciable”.

Sin embargo, “lo conflictivo aparece cuando, como en el caso, lo acordado con otro estado contraviene -cualquiera fuera el ángulo desde el que se lo analice- la Constitución Nacional y los tratados internacionales de igual jerarquía, máxime cuando ello ocurre de una manera tan manifiesta y grosera como la que se verifica en este caso”, sentenció.

“No existe vulneración más flagrante al debido proceso legal que extraer al Poder Judicial de la Nación el conocimiento de una causa en trámite para entregárselo, aunque sea temporariamente, a un órgano político, lo que constituye una grave afrenta a los principios y derechos reconocidos por la Constitución Nacional y los tratados internacionales con jerarquía constitucional”, insistió Nisman.

El atentado de la AMIA fue el segundo ataque terrorista atribuido a fundamentalistas islámicos de Irán y Hezbollah, después que el 17 de marzo de 1992 explotara otro coche-bomba en la puerta de la Embajada de Israel en Buenos Aires, lo cual provocó 29 muertos y cientos de heridos.

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