Itongadol.- La semana pasada el Keren Hayesod de Argentina (CUJA), con el apoyo de las organizaciones centrales de la comunidad, entre ellas la Organización Sionista Mundial, organizó una multitudinaria recepción a una visita muy especial: Gilad Shalit, soldado israelí que estuvo en cautiverio por cinco años y dos meses en manos de la organización terrorista Hamas en la Franja de Gaza.
Para poner fin a su cautiverio, el Estado de Israel lo "canjeó" por 1027 terroristas palestinos que se encontraban cumpliendo reclusión, muchos de ellos condenados a varias cadenas perpetuas, por atentados que cobraron la vida de cientos de Israelíes.
Gilad no es un héroe, Gilad es un símbolo, pero más que él, lo son sus padres. Durante la mayoría de los más de 5 años de cautiverio, su familia moró en una precaria carpa frente a la residencia oficial del Primer Ministro israelí, para que no pase un solo día sin recordar que aún Gilad está cautivo.
El grupo Hamas, a diferencia de cómo actúa Israel con los terroristas que captura, no mostró ningún respeto por el derecho internacional humanitario, negándole a Gilad todo contacto con el mundo exterior y sin permitir que ni siquiera la Cruz Roja Internacional ni ninguna otra organización humanitaria lo pudiera visitar. Pasaron años hasta que el Estado de Israel recibió pruebas de que Gilad aún estaba con vida.
Quiero explicar por qué a mí criterio, sus padres son un símbolo aun mayor que el mismo Gilad. Yoel, el hermano mellizo de Noam, papá de Gilad, fue muerto en la Guerra de Yom Kipur. Noam y Aviva, la mamá de Gilad, dedicaron su vida a la causa desde el mismo día del secuestro, librando una intensa batalla mediática que logró poner su caso, su vida, su rostro, como tema fundamental en la opinión pública israelí y mundial. Como ya dije, vivieron en una carpa frente a la residencia del Primer Ministro, lograron reunirse con importantes personalidades e instituciones nacionales e internacionales y no cesaron de realizar todo tipo de actividades para difundir y lograr el apoyo a su causa, que en esos momentos ya era la causa de todo el pueblo judío.
Israel por su parte, trato por todos los medios de no doblegarse ante el secuestro extorsivo de Hamas. Las operaciones "Lluvia de Verano" en junio de 2006 y "Plomo Fundido" en enero de 2009, tuvieron entre sus objetivos, además de detener el lanzamiento de misiles sobre la población civil del sur de Israel y de destruir los túneles utilizados para el contrabando de armas en Gaza, rescatar al soldado cautivo. Gilad se encontraba a tan solo a unos kilómetros de la frontera con Israel pero en un terreno casi impenetrable y una de las zonas más densamente pobladas del Mundo como lo es la Franja de Gaza.
Lamentablemente estos operativos militares para liberarlo por la fuerza, no tuvieron éxito.
Como en toda democracia auténtica, no faltó la polémica en Israel. Había quienes, con fundamentos de mucho peso, se oponían a tan desproporcionado trueque. Muchos de los opositores al canje, eran familiares y víctimas directas del terrorismo. De todas maneras la gran mayoría estaba a favor de pagar un altísimo precio a cambio de la vida de uno de sus hijos.
La liberación de Gilad fue el intercambio de prisioneros más desventajoso para Israel en toda su historia.
A pesar de ello, el corazón pudo más que la lógica. Todos en Israel y en la diáspora sentíamos que Gilad era un integrante más de nuestra familia. Conocíamos su historia, su tímida sonrisa, nos identificamos con su desdicha e incluso dejábamos una silla libre en la noche del Seder como señal de añoranza a su regreso. Para los judíos de la diáspora era como un familiar lejano, de ésos que vive en Israel, que aún no conocemos, pero que seguramente vamos a conocer.
Cuando afortunadamente Gilad fue liberado, todos lo queríamos saludar, abrazar, tocar. El accionar de sus padres y de todo el pueblo judío, pone de relieve nuestros valores. Un pueblo que prioriza la vida como valor supremo y siente como esenciales la libertad, la familia, el amor y la solidaridad.
Gilad Shalit vino sólo por unos días a Argentina. Fue agasajado por la comunidad entera, en un gran acto que colmó la Comunidad Amijai donde se realizó, recibiendo múltiples expresiones de cariño.
Además de tomar contacto con la cálida colectividad judía, la ocasión fue propicia para que conociera algo más de nuestro país, desde el punto de vista turístico, gastronómico y deportivo.
Cabe acotar que Gilad es un amante de los deportes. Actualmente, mientras se apresta a iniciar sus estudios universitarios en la carrera de economía, está escribiendo una columna semanal en el suplemento deportivo de "Yediot Ajaronot", uno de los diarios de mayor circulación en Israel.
Tomando en cuenta la pasión que Gilad Shalit siente por el deporte en general y el fútbol en particular, el Representante de la Organización Sionista Mundial, Lázaro (Lalo) Slepoy, en un gesto inesperado, le hizo entrega de un original regalo, una camiseta de su equipo de fútbol preferido, Newell´s Old Boys de Rosario.
Indudablemente la visita de Gilad nos demostró que cuando estamos y luchamos todos unidos, a veces, hasta los sueños se hacen realidad!
731
anterior