Itongadol/AJN.- El 18 abril de 1938 se produjo la aparición de una nueva revista de historietas, Action Comics, en cuya portada se presentaba a un superhéroe: Superman.
El “Hombre de Acero”, que cumple 75 años, fue la creación de dos hijos de inmigrantes judíos en los Estados Unidos, Jerry Siegel y Joe Shuster (ambos en la foto y “rescatados” por el superhéroe en el boceto colgado), vecinos del barrio Glenville de Cleveland, que buscaban sobreponerse a la Gran Depresión y trabajaron durante años en ella hasta que finalmente la vendieron a un editor.
Ambos eran dos niños que soñaban con “fama, riquezas y chicas” y a Superman “realmente lo veían como una manera de zafar”, explicó Brad Ricca, un profesor de la universidad Case Western Reserve que utiliza a Superman en sus clases.
La idea de que Superman llegó de un planeta lejano y se crió en los Estados Unidos refleja la historia de sus autores, cuyos padres huyeron de Europa “y terminaron en este extraño mundo que es Cleveland”, agregó.
Desde entonces, el primero y más grande superhéroe de la historia ha aparecido en casi 1.000 ejemplares de Action Comics, un programa radial en la década de 1940 y otro de televisión en la siguiente, además de películas veinte años después y hasta estos días.
Para Charles Coletta, experto en cultura popular de la universidad Bowling Green State, Superman es un ícono estadounidense, al nivel mundial de George Washington y el Super Bowl, la final del torneo nacional de fútbol americano.
“El incentivo recibido de sus profesores de inglés y de los editores del periódico y la revista literaria de la secundaria de Glenville le dieron a mi padre una verdadera confianza en su talento”, contó Laura Siegel Larson, al punto que la escuela le permitía mimeografiar su revista de ciencia ficción y venderla por suscripción.
Superman “nació” en su dormitorio: mientras miraba las estrellas se imagino a un poderoso héroe que cuidaba a las personas en peligro.
El hogar de Siegel es fácil de reconocer: una estilizada “S\’\’ roja de Superman adorna la cerca y un cartel la identifica como “la casa donde nació Superman”, y desde su planta superior todavía puede verse el cielo…
En cambio, la vivienda de Shuster fue demolida y reemplazada por otra, aunque su gran valla circundante está tapizada con páginas de la historieta.
Curiosamente, lo que no existe en Cleveland es una estatua de Superman, quizá porque sus creadores vendieron los derechos demasiado pronto a DC Comics por 412 dólares, conjeturó Mike Olszewski, un veterano locutor que preside la Sociedad Siegel & Shuster.
En tanto, para el rabino neoyorquino Simcha Weinstein, quien asegura que el más “judío” de los superhéroes es el Hombre Araña, la historia de Superman abreva de la tradición y el ideario de ese pueblo, y por ejemplo, “Kal-El, su nombre en su planeta de origen, Kriptón, es un vocablo hebreo que significa ‘la voz de D’s’”.
Siegel y Shuster “pusieron en el personaje gran parte de su cultura y filosofía”, quien “además, tiene un ‘alter ego’, como muchos de los judíos que vinieron a los Estados Unidos en las décadas de 1930 y 1940; solo un judío podría tener un nombre como Clark Kent”, bromeó.
“Cuando los creadores pensaron en estos héroes miraron en la cultura antigua, de ahí que la historia de Superman guarde numerosos paralelismos con la de Moisés y el Éxodo”, puntualizó el religioso oriundo de Gran Bretaña.
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