El Museo Judío de Berlín, de renombre internacional, convocó a un debate público con la académica estadounidense Judith Butler, quien renovó sus llamados a boicotear a Israel.
De esta manera se llevó a cabo el primer acto anti-Israel en esa institución desde su apertura en 2001, con el objetivo de mostrar los 2.000 años de historia de los judíos de Alemania.
Al menos 700 personas asistieron al evento.
Butler, profesora de retórica y titular del departamento de literatura comparada en la Universidad de California, Berkeley, se mostró a favor de una "versión de boicot" contra Israel, e hizo hincapié en que “el boicot, las sanciones y la desinversión son una forma resistencia no violenta" contra el Estado hebreo. Además apuntó que "un grupo de 1.000 judíos" están de acuerdo con esta forma de bloqueo.
El público alemán aplaudió la conferencia de Butler convocada bajo la consigna "¿El sionismo pertenece al judaísmo?".
La mesa redonda tuvo como moderador a Jacques Schuster, un periodista del diario Die Welt, quien en la apertura indicó que un "debate equilibrado" con Butler no es posible y sus puntos de vista respecto a Israel son más que "extraño".
A todo esto la ciudad de Frankfurt distinguió a Butler el 11 de septiembre con su prestigioso premio Theodor Adorno por su excelencia en el campo de las humanidades.
Ambos hechos provocaron una fuerte reacción del profesor Gerald Steinberg, quien dirige la ONG Monitor, con sede en Jerusalem, y que calificó al Museo Judío de Berlín como el “Museo anti-judío de Berlín”.
Steinberg, cuya organización actúa como guardián de las acciones impulsadas por las organizaciones anti-Israel, escribió al diario The Jerusalem Post que "la concesión del premio Adorno a Judith Butler es una farsa moral, y la decisión de Museo Judío de Berlín es un insulto adicional para el pueblo judío".
Asimismo, Steinberg acusó a la académica estadounidense de apoyar el boicot contra Israel “borrando el terror en masa” que llevan adelante Hamas y Hezbollah, que “explícitamente buscan la destrucción de Israel, lo que representa la antítesis de los principios universales de derechos humanos adoptados a la sombra del Holocausto".
En un correo electrónico enviado a The Jerusalem Post, Cilly Kugelmann, director del museo, escribió que se trató de “un foro para la discusión y el debate con respecto a temas históricos y relevantes".
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