Funcionarios israelíes y familiares de algunos de los once miembros de la delegación olímpica asesinados en los Juegos de Múnich ’72 se mostraron decepcionados por el sorpresivo y virtualmente secreto homenaje realizado ayer, lunes, en la Villa Olímpica de Londres 2012, por el Comité Olímpico Internacional (COI).
Una fuente oficial señaló que Israel pensaba que después de 40 años de esa masacre ya era hora de rendirles tributo en un evento olímpico central, como la ceremonia de apertura, y no en un acto que nadie conocía ni le prestó atención, como en los últimos años.
Otro diplomático explicó que el terrorismo en Múnich no fue sólo una tragedia para Israel, sino para el ideal olímpico, y por ello debería ser debidamente conmemorado por toda la “familia” del deporte.
En tanto, Ankie e Ilana, viudas del entrenador de esgrima André Spitzer y el pesista Iosef Romano, respectivamente, se manifestaron indignadas en diálogo con el diario israelí The Jerusalem Post.
Para esta última, el titular del COI, Jacques Rogge (foto), “está tratando de hacer lo mínimo” necesario, lo cual “es vergonzoso”.
“Trató de tirarnos una alfombra bajo nuestros pies, pero todavía tenemos algunas cosas que decir”, agregó.
“No pedimos un minuto de silencio en la ceremonia de apertura para que alguien murmure algunas cosas frente a 30 ó 40 personas”, criticó Spitzer.
Ambas mujeres viajan hoy, martes, a Londres y mañana darán una conferencia de prensa para insistir con su reclamo.
Mientras tanto, continúan llegando miembros de la delegación israelí que participarán de los Juegos Olímpicos, que se inaugurarán el viernes.
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