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Por Mario Diamend

Hollywood y el regreso del misticismo.
Por Mario Diamend

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MIAMI.- La reinvención no podría haber sido más drástica. Madonna, la chica material, convertida en la chica espiritual, anunció que ha resuelto reemplazar su nombre de bautismo, Madonna Louise Veronica Ciccone, por el nombre hebreo de Esther, en concordancia con su cada vez más profunda inmersión en la corriente del misticismo judío conocida como cábala.

Madonna y su marido, Guy Ritchie, son los exponentes más visibles de una larga lista de celebridades de Hollywood que últimamente se han enrolado en el estudio de la cábala y adoptado algunos de sus preceptos. Otros adeptos incluyen a Barbra Streisand, Demi Moore, Britney Spears, Elizabeth Taylor, Naomi Campbell y Goldie Hawn.

La inesperada popularidad de esta hermética corriente del misticismo judío cuyos orígenes se remontan a más de 800 años resulta un misterio tan denso como muchos de los textos objeto de su estudio. Pero si existe algún lugar donde un fenómeno así es posible, ese lugar es Los Angeles.

Madonna, quien comenzó a asistir al Centro de Cábala en 1997, afirma que su compromiso con este movimiento está lejos de ser un capricho. Por el contrario, asegura que el estudio de estos textos le ha cambiado la vida y ha hecho otro tanto con su marido, quien en un comienzo miraba con sorna las aventuras espirituales de su mujer.

Cábala significa en hebreo «aquello que se recibe» y sus primeras escuelas surgieron en el siglo XI. Sus acólitos trataban de buscar una experiencia más directa con Dios, a partir de la premisa literal de que el ser humano está hecho a su imagen y semejanza y, como tal, está compuesto de su misma esencia, lo cual no sólo permite asistir a Dios en su tarea sino también conocer su verdadera naturaleza.

El texto central de la cábala es el Zohar, el libro de la Iluminación. Fue escrito en España, en el siglo XIII, por Moisés de León, quien tal vez buscando asignarle un origen más misterioso a su manuscrito atribuyó su autoría a Simón bar Yohai, un prominente rabino del siglo anterior.

El Zohar es, en realidad, una novela, una fantasía espiritual llena de humor y erotismo. Cuenta la historia de un grupo de rabinos que deambulan por las colinas de Galilea y, a través de los extraños personajes que encuentran, tratan de dar una interpretación novedosa y extrema a la Torah, los cinco primeros libros del Viejo Testamento.

Entre sus conceptos más provocativos figura la noción de que la naturaleza de Dios es masculina y femenina y la misión humana es la de tratar de unir estas dos partes, como una copulación divina, a través de la acción ética.

Hasta su insólito resurgimiento en Los Angeles, el estudio de la cábala se limitó por siglos a pequeños grupos de iniciados, quienes podían pasar años discutiendo el significado de una palabra.

Su presente notoriedad se debe a un ex vendedor de seguros de Brooklyn llamado Feivel Gruberger, quien un buen día abandonó a su mujer y a sus hijos para emprender una aventura espiritual.

Bajo el nuevo nombre de Dr. Philip Berg, Feivel inauguró en 1969 su Centro de Cábala en Beverly Hills, que hoy en día cuenta con 56 filiales, incluyendo un local en Buenos Aires. Berg ha transformado en un culto New Age. Asumiendo que la energía de los textos sagrados trasciende la lectura, argumenta que basta con pasar los dedos sobre un texto para recibir su influjo.

El judaísmo tradicional mira con creciente desconfianza la fusión entre celebridad, dinero, mercadeo y misticismo popular que promueve el centro. Los más escépticos han bautizado al fenómeno «MacMisticismo». Nadie sabe con certeza si las enseñanzas del Centro de Cábala proveen soluciones milagrosas. Excepto el Dr. Berg, naturalmente, a quien debe reconocérsele el milagro de haber convertido un antiguo sistema de interpretación bíblica en un negocio millonario.
Fte La Nacion

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