El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (foto) aseguró hoy, domingo, que la decisión de la Organización Educativa, Científica y Cultural de las Naciones Unidas de designar, el viernes, Patrimonio Mundial a la Iglesia de la Natividad, en Belén, situándola en una inexistente “Palestina”, demuestra que el organismo “se maneja con consideraciones políticas y no culturales”, según un comunicado de su asesor de prensa remitido a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
“En lugar de que los palestinos den pasos que fomenten la paz, toman medidas unilaterales que sólo alejan más la paz”, criticó.
El Despacho del Primer Ministro instó al mundo a “recordar que la Iglesia de la Natividad, que es sagrada para el cristianismo, ha sido profanada por terroristas palestinos en el pasado”.
La Autoridad Palestina había pedido que se considerase un procedimiento de emergencia en este caso, ya que la iglesia necesitaría reparaciones urgentes y estaría en peligro por la “ocupación” de Israel, argumentos que fueron rechazados por el organismo técnico consultivo y la secretaría del comité, pero 13 de los 21 Estados miembros aprobaron la moción en voto secreto, en la 36ª sesión del Comité de Patrimonio Mundial que se lleva a cabo en San Petersburgo, Rusia.
El embajador de Israel ante la UNESCO, Nimrod Barkan, señaló que era un error ignorar el dictamen técnico de sus propios asesores y que el daño causado por la lluvia en el techo de la iglesia no justificaba un procedimiento de emergencia porque nada impide que la Autoridad Palestina lo arregle.
El Estado judío entiende que la iglesia, considerada el lugar de nacimiento de Jesús, merece ser Patrimonio Mundial, pero se opone a que los palestinos utilicen este mecanismo para avanzar políticamente hacia el reconocimiento de un Estado en forma unilateral.
Como si fuera una suerte de compensación, inmediatamente después la comisión aprobó la propuesta israelí de inscribir en la Lista del Patrimonio Mundial a una serie de cuevas adyacentes en la región del monte Carmel, por su fosilización de la evolución humana.
En octubre pasado, la UNESCO aceptó a una inexistente “Palestina” como Estado, a pesar de que no es miembro de las Naciones Unidas.
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