(The New York Times).-Pero por el otro lado, Madonna no es judía. Y su nombre es lo que menos causa problema, a pesar de que parece estar ocupándose de este tema también. Es que en una entrevista que concedió a la cadena ABC, difundida ayer viernes a la noche en los Estados Unidos, la cantante dice haber adoptado el nombre hebreo de Esther. Sin embargo, Liz Rosenberg, su vocera, negó que haya abandonado el nombre de Madonna. «A veces la gente tiene un nombre secreto, como el de sus sueños. Pero si alguien le dice Esther por la calle, ella no se va a dar vuelta» aseguró Rosenberg.
Teniendo en cuenta esta aparente contradicción, y dejando de lado todo dialecto talmúdico, ¿cómo debe tomar uno este enamoramiento de Madonna con el judaísmo, visiblemente puesto de manifiesto en la actual gira que está realizando, que lleva el nombre de Re-Invention World Tour? Su debut en mayo en la costa Oeste de los EE.UU. fue calificado por Kelefa Sanneh en The New York Times como «una noche densa, vertiginosa, incoherente y enloquecida».
Madonna es en realidad la última de toda una serie de estrellas que fueron seducidas por el judaísmo. Para Elizabeth Taylor y Marilyn Monroe, el matrimonio fue el motivo (con Eddie Fisher y Arthur Miller, respectivamente). Sammy Davis Jr. también abrazó esta religión pero no por un matrimonio. En el caso de Madonna, nacida bajo la religión católica, su fascinación por las imágenes del judaísmo es resultado del interés que siente por lo que ella llama Cábala, pero que muchos descartan por verlo como una metamorfosis de nociones de la New Age sobre la verdadera Cábala.
Cábala, que significa «aquello que es recibido», es un término que alude a las misteriosas obras del misticismo judío creadas en la Edad Media y recogidas en la España del siglo XIII. Su contenido teórico es visto como profundo, pero sus aplicaciones prácticas rayan con lo mágico. Hasta los judíos muy practicantes rara vez ahondan en ésta.
Michael Berg, uno de los asesores en Cábala de la cantante pop, opina que el hecho de lucir un Tefillin supone una disminución del deseo de recibir y a la vez un fortalecimiento del deseo de compartir.
Para algunos judíos, incluidos los más ortodoxos, la Cábala es algo reservado a estudiosos de más de 40 años que dominan la Torah y el Talmud. El Centro Kabbalah, una organización con 50 sucursales, con creencias a las que adhiere Madonna, saca a la Cábala del judaísmo y predica que sus enseñanzas debieran ser accesibles para todos.
La zona de Los Angeles es en donde se encuentra la sede del Kabbalah Centre, cuyo líder, el rabino Philip Berg, padre de Michael, fue el gurú de Madonna, a pesar de que algunos críticos lo tildaron de charlatán y hasta dijeron que su movimiento era un culto. Su organización atrajo también a figuras tales como Demi Moore, Britney Spears, Winona Ryder, Mick Jagger y Barbra Streisand.
Madonna, que en agosto cumplirá 46 años, no quiso hacer comentarios para este artículo pero hace dos años, al ser entrevistada por Larry King, explicó su atracción por la Cábala. «Estaba a la búsqueda de algo. Había practicado yoga y buscaba respuestas a la vida. Del tipo ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué estoy haciendo en este mundo? Sé que hay algo más en la vida que ganar mucho dinero, ser exitoso, casarse y tener una familia.»
Las celebridades siempre fueron buenos relacionistas públicos de la religión. La Cientología, por ejemplo, está orgullosa de lo que Tom Cruise y John Travolta hicieron para difundir su mensaje.
Traducción: Silvia S. Simonetti
Fte Clarin