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El asesinato del líder judío yemenita Harun Yusuf Zindani en Sanaa ayer pone al futuro de la comunidad en cuestión. Una fuente involucrada en los esfuerzos por llevar a los judíos yemenitas a Israel le dijo al medio israelí Ynet que los miembros de la colectividad de Yemen “están viviendo con temor desde los levantamientos de la Primavera Árabe”. Además agregó que éstos se agravaron con la muerte del dirigente.
Zindani, quien emigró de Yemen a Israel en los años ’90 y volvió a su país de procedencia debido a las privaciones de absorción, fue apuñalado a muerte en el mercado Saawan cerca de la embajada de Estados Unidos en el noreste de Sanaa mientras estaba de compras con sus hijos.
“Cuando salió del auto un hombre lo empujó y lo acuchilló varias veces. Murió poco después. Su asesinato es probablemente similar al de Moshe Yaish-Nahari del 2008, quien fue ejecutado debido a su fe judía”, dijo Ariel Di-Porto de la Agencia Judía, y agregó que las autoridades yemenitas están preocupadas por los efectos negativos que pueden tener estos crímenes en la imagen internacional del país.
Di-Porto destacó que desde los levantamientos de la Primavera Árabe, “Yemen está en caos y los judíos no están a salvo. Las tribus afiliadas con Al-Qaeda están siendo una amenaza para la comunidad judía, e Israel está monitoreando la situación en un esfuerzo por llevarlos al Estado Judío”.
Desde el asesinato de Nahari, quien también era una figura conocida de la comunidad judía, cerca de 100 judíos emigraron a Israel. Hoy en día, los restantes miembros de la comunidad en Yemen son de cerca de 130 personas, de los cuales algunos hablan hebreo.
Según Di-Porto, la mayoría de ellos trabaja como orfebres, maestros y carpinteros. Cincuenta de los miembros viven en un barrio cerrado, el cual está asegurado por el gobierno de Sanaa. El resto de la comunidad vive en el sur del país.