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Homenaje a Raoul Wallenberg en Buenos Aires

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Raoul Wallenberg, el diplomático sueco que trabajó incansablemente y corrió grandes riesgos para salvar a miles de judíos húngaros del Holocausto, tuvo su homenaje en Buenos Aires como parte de las actividades que se realizarán este año al cumplirse cien años de su nacimiento.
La ceremonia se realizó en la sede de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), organismo nacional que realizó el homenaje junto a la Embajada de Hungría y la DAIA.
El gobierno de Hungría decidió que el año 2012 esté dedicado a Raoul Wallenberg, para lo que organizó distintos actos en su país y en extranjero.
En Buenos Aires, coincidentemente con este acto de homenaje, se inauguró la muestra “Raoul Wallenberg – Un hombre en la Inhumanidad”.
La ceremonia de hoy, que contó con la presencia del canciller de Hungría, János Martonyi, sobrevivientes de la Shoá (Holocausto), fue inaugurada por el titular de la SIGEN, Daniel Reposo, quien expresó sentirse “orgulloso de tener un espacio dedicado a la memoria, a la verdad y justicia”.
“Si no estamos recordando este tipo de hechos del pasado nunca vamos a construir un futuro”, expresó Reposo, quien elogió la figura de Raoul Wallenberg.
El funcionario indicó que Wallenberg fue “considerado un justo entre las naciones, declarado una personalidad por salvar vidas. Funcionarios como Raoul Wallenberg han sido un orgullo para toda la humanidad”.
Un representante de la Fundación Raoul Wallenberg se refirió a la tarea que está organización internacional, fundada por Baruj Tenembaum, y que tiene como objetivo divulgar la obra realizada por el diplomático sueco, a la vez que apoya permanentemente la búsqueda de algún indicio que aclare su destino luego que desapareciera el 17 de enero de 1945, al ser detenido por el Ejército Rojo.
Un momento impactante se produjo cuando el sobreviviente de la Shoá Tamash Kershter, salvado por Raoul Wallenberg, brindó su testimonio.
Luego el vicepresidente de la DAIA, Ángel Schindel, se refirió a la importante figura de Wallenberg.
“Raoul Wallenberg fue un ser que supo, y muy bien, hacer una diferencia. La diferencia entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Seguramente Wallenberg se preguntó: ¿Es posible permanecer humano en medio de la inhumanidad?, ¿Existe siempre la posibilidad de elegir entre el bien y el mal? Raoul Wallenberg respondió categóricamente que sí a ambas preguntas, salvando de una muerte segura a 100.000 judíos húngaros”, expresó el dirigente comunitario.
Schindel agregó que “cuán diferente hubiera sido el destino de millones de seres humanos si hubieran existido varios miles de Wallenberg”.
“Nuestros textos sagrados nos señalan: Quien salva una vida salva a la humanidad”, apuntó el vicepresidente de la DAIA.
“Raoul Wallenberg honró el mandato de manera maravillosa y no sólo el pueblo judío sino la humanidad toda tiene una deuda de gratitud”, dijo Schindel para finalizar ratificando la firme convicción de la DAIA honrará siempre el legado de los justos trabajando “cotidianamente contra el antisemitismo, contra la incitación alodio, contra el racismo, la xenofobia y la discriminación, denunciando todo hecho que agravie a un grupo o sector vulnerable de la sociedad, promoviendo la diversidad y la armónica convivencia entre todos los que constituimos el multifacético tejido social argentino”.
Durante el acto también habló el vicecanciller argentino, Eduardo Zuain, y la embajadora del Reino de Suecia, Charlotte Wrangberg, quienes se refirieron a diversos aspecto de la vida de Wallenberg, destacando está última su decisión de viajar a Budapest y el empeño que puso en salvar la mayor cantidad de judíos posibles.
Finalmente el canciller de Hungría, János Martonyi, expresó que “es un gran honor” poder participar en este acto de conmemoración y de la inauguración de la muestra dedicada al conocido salvador de vidas humanas, el diplomático suco Raoul Wallenberg.
“El lugar de este evento tiene un significado simbólico. Estamos en la ciudad de Buenos Aries de la noble Nación Argentina, que siempre ha esperado con las puertas abiertas a los perseguidos por razones políticas o éticas, entre ellos a los judíos, cuya próspera comunidad, aquí en Argentina, es la más grande de toda América Latina y donde hasta la fecha viven personas respetadas por Wallenberg”, destacó el ministro húngaro.
Martonyi aprovechó este acto para manifestar que “Hungría asume la responsabilidad por todo lo ocurrido en aquellos meses negros de los años ’44 y ’45”.
“Es verdad que hasta la llegada de las tropas nazis no hubo persecución física de judíos en nuestro país, pero también tenemos que tener en cuenta que la elite gobernante en el Parlamento húngaro años antes había aprobado leyes vergonzosas con la intención abierta de limitar la presencia de judíos en la vida política, administrativa, económica y cultural del país”, señaló el funcionario.
El canciller también se mostró apenado de que al llegar a Hungría, “los expertos diabólicos de la Solución Final encontraron colaboradores disciplinados en la mayoría del personal de la administración pública húngara”.
No obstante, el ministro aseguró que “muchos húngaros honrados lograron salvar el miedo y ayudaron a los perseguidos, y más de 750 compatriotas poseen el título de justos de las naciones, algunos de ellos colaboradores directos de Wallenberg”.
“Sabemos bien que lamentablemente no podemos poner flores en la tumba de Wallenberg. La historia completa de su vida queda todavía por saberse. Su destino nos hace recordar que la naturaleza de las dictaduras totalitarias no soporta la verdad, y un hombre honrado, comprometido es uno de los más grandes peligros que las puedan amenazar”, afirmó.
“Es por eso que el represor en Hungría, el poder soviético que para muchos de los protegidos de Wallenberg llegó como libertador, no pudo tolerar su presencia en Budapest”, dijo Martonyi, quien comentó que las actividades de este año están destinadas a los jóvenes.
En el cierre, el embajador de Hungría en la Argentina, Pál Varga Koritár, agradeció a la SIGEN y a la DAIA por su colaboración.
EACH

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