Entre excepcionales medidas de seguridad, el presidente de EEUU se ha entrevistado en el Vaticano con Juan Pablo II. La situación en Irak y en Oriente Próximo «debe ser normalizada lo más rápidamente posible con la participación activa de la comunidad internacional y en particular de Naciones Unidas», ha dicho el Papa a Bush.
«Señor presidente, su visita llega en un momento de gran preocupación por los graves problemas en Oriente Próximo, tanto en Irak como en Tierra Santa», ha dicho el Papa.
«Todos tenemos un deseo evidente de que esa situación se normalice lo más rápidamente posible con la participación activa de la comunidad internacional y, en particular, de la ONU, para asegurar un restablecimiento rápido de la soberanía en Irak, en condiciones seguras para todos sus habitantes», ha dicho Juan Pablo II.
Juan Pablo II, que ha hablado en inglés, ha concluido su discurso diciendo «Dios bendiga a América».
Bush, por su parte, ha entregado al Papa la Medalla de la Libertad del Congreso de Estados Unidos, un de las más altas condecoraciones de ese país, por su defensa de la paz, de los débiles y de la dignidad de la persona en todo el mundo.
Bush ha llegado al Vaticano a las 12.05 horas, en medio de fuertes medidas de seguridad, y lo ha abandonado dos horas después.
Bush ha acudido a la cita con el Papa acompañado de su esposa, Laura, y un séquito de medio centenar de personas, entre ellas el secretario de Estado, Colin Powell, y la consejera para la Seguridad, Condoleeza Rice.
El mandatario fue recibido por el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo James Harvey, y los gentilhombres (protocolo) del Papa, que le acompañaron hasta la Biblioteca Privada del Pontífice, lugar de la audiencia.
Juan Pablo II recibió a Bush sentado en su biblioteca. Esta es la tercera vez que el Papa y Bush se reúnen, tras su encuentro del 23 de julio de 2001 en Castel Gandolfo (al sur de Roma), dos meses antes de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York; y el del 28 de mayo de 2002 en el Vaticano.
Miles de manifestantes pertenecientes a grupos antiglobalización y contra la política de Bush han empezado a concentrarse en varios puntos de Roma para protestar contra su visita a la ciudad, cortando varias calles e incendiando neumáticos y cubos de basura.
Los grupos de manifestantes están realizando concentraciones espontáneas cerca de la Universidad la Sapienza y de las estaciones de metro, lo que está provocando el corte de algunas de las calles más importantes de la ciudad y creando graves problemas de tráfico, que se suman a los cortes ya efectuados en la zona centro como medida de seguridad.
Roma se ha blindado con ocasión de la visita de Bush. Sobre toda la ciudad, cuyo espacio aéreo está cerrado, sobrevuelan decenas de helicópteros y el dispositivo de seguridad asciende a 10.000 policías.
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