El Papa Juan Pablo II recibió hoy en audiencia al presidente de Estados Unidos, George W Bush, al que pidió la colaboración con Europa y el uso de las Naciones Unidas para devolver la soberanía a Irak. Además, el Sumo Pontífice hizo un llamamiento por la paz en Oriente Próximo y en Tierra Santa y para que «no se dejen de lado» los problemas del continente africano.
«Nuestro deseo evidente es que la situación se normalice tan rápido como sea posible con la participación activa de la comunidad internacional y, en particular, con la colaboración de Naciones Unidas, para asegurar un regreso rápido de la soberanía a Irak con las condiciones de seguridad para todos sus ciudadanos», dijo el Papa a Bush, leyendo con algunos problemas, su mensaje en inglés.
El Papa añadió que «el nombramiento de un jefe de Estado y la formación de un Gobierno iraquí provisional es un paso alentador hacia el logro de esta meta».
Después el Pontífice se centró en la situación en Tierra Santa pidiendo que «se abran nuevas negociaciones, dictadas por un compromiso sincero y determinado al diálogo, entre el Gobierno de Israel y la Autoridad Nacional Palestina».
«Una comprensión más completa y más profunda entre Estados Unidos y Europa jugará seguramente un papel decisivo para resolver los gran problemas que he mencionado, así como otros tantos a los que se enfrenta hoy la Humanidad», afirmó.
Juan Pablo II quiso recordar a Bush los numerosos esfuerzos del Vaticano por conseguir la paz en Oriente Próximo y en Tierra Santa.
«Usted conoce la posición inequívoca de la Santa Sede que se ha expresado a este respecto, en numerosos documentos, por contactos directos e indirectos, y los muchos esfuerzos diplomáticos que se han hecho desde que usted me visitó, primero en Castelgandolfo el 23 de julio de 2001, y otra vez en este Palacio Apostólico el 28 de mayo 2002», dijo el Papa, que siempre ha repetido su oposición a la guerra en Irak y que antes de que comenzase el ataque mandó al cardenal Pio Laghi a Estados Unidos para dialogar con Bush
Al principio de la visita Juan Pablo II saludó a Bush y su esposa Laura, que se encuentran de visita oficial en Italia, antes de retirarse a la sala de la Biblioteca donde dialogó a solas con el mandatario estadounidense durante unos 15 minutos. Después el Papa y Bush pasaron al aula Clementina, donde el Santo Padre recibió a la delegación estadounidense, de la que formaban parte también la consejera de Seguridad nacional, Condoleezza Rice, y el secretario de Estado, Colin Powell.
El Papa quiso agradecer los esfuerzos del presidente norteamericano por haber cambiado su agenda y haber expresado el deseo, a pesar de las dificultades por los numerosos compromisos de ambos, de reunirse con él.
En su mensaje, el Papa recordó el motivo de la vista de Bush a Roma, el 60 aniversario de la liberación de las invasión nazi, y pidió que el sacrificio de los norteamericanos para dar la libertad a los europeos «no se repita nunca más».
Durante la audiencia también se quiso recordar el trágico atentado del 11 de septiembre de 2001, «un día oscuro en la historia de la Humanidad», según el Papa y que ha dado inicio a un periodo de «amenaza terrorista que ha afectado gravemente las relaciones normales y pacíficas entre Estados y personas».
También el Papa quiso hacer hincapié sobre «las condiciones cada vez más intolerables en varios países africanos, donde el sufrimiento causado por conflictos fratricidas, enfermedades pandémicas y la pobreza no pueden continuar siendo dejadas de lado».
Fte E.Press