El pasado fin de semana, el fútbol israelí vivió una jornada histórica: por primera vez desde 1983, el campeón nacional no provino de Tel Aviv, Jerusalem o Haifa, sino de Kiriat Shmona, que se consagró a cinco fechas del final, tras empatar sin goles con Hapoel Tel Aviv.
Desde 1999 que no había un debutante en esas lides, y el honor recayó en Ironí, el equipo municipal, que tiene reminiscencias argentinas, ya que en él juega David Solari.
El delantero de 26 años celebró el título ondeando la bandera de su país en el medio de la cancha, rodeado por la euforia de sus compañeros (foto), la alegría de los simpatizantes y el color de los fuegos artificiales.
Solari debutó en 2006 en Independiente y después pasó clubes de Italia, Ecuador, Venezuela y Chipre, con un fugaz paso por Olimpo de Bahía Blanca, hasta que llegó a Israel a comienzos de esta temporada, a mediados de 2011.
David nació en Barranquilla, cuando su padre, Eduardo Solari, jugaba en Colombia, y proviene de una familia muy futbolera: su tío, Jorge, también técnico, como su padre, y sus hermanos Santiago (ex River, San Lorenzo, Atlético y Real Madrid, Inter, Atlante, Peñarol y la Selección, retirado el año pasado) y Esteban (ex Estudiantes, Argentinos, UNAM de México, Almería de España y Apoel de Chipre).
Su otra hermana es la conocida modelo Liz Solari.
La conmoción provocada por el campeonato de esta “cenicienta” del fútbol israelí, que todavía puede seguir sumando títulos en la copa local, llevó a la prensa a buscar parangones históricos a nivel mundial.
El diario en hebreo Maariv comparó a Ironí Kiriat Shmona con el Cagliari italiano de Gigi Riva (1969/70), el Blackburn Rovers inglés de Alan Shearer (1994/95), el Wolfsburg alemán dirigido por Felix Magath (2008/09) y el Viktoria Pilsen checo, la temporada pasada.
Entre tantos debutantes europeos se coló el Huracán argentino de 1973, que el rotativo identifica con un “barrio pobre que se hizo famoso por los cantantes de tango”.
En la nota, titulada “Gris brillante: Llegaron pequeños, salieron campeones”, el periodista Iaacov Ziv señaló que “entre los equipos gigantes de la Argentina, Boca Juniors y River Plate, se cruzó uno más modesto, del barrio pobre Parque Patricios, en Buenos Aires -famoso hasta entonces principalmente por conocidos cantantes de tango- y ganó el primer campeonato profesional de su historia”, si bien aclaró que “tenía tres campeonatos en los años ’20”, en la era amateur.
El periodista destacó que “el responsable del éxito fue César Luis Menotti, quien salió del anonimato y llevó a la Selección a ganar el Mundial de 1978”
“Había llegado al equipo en 1971 y es considerado un cultor del fútbol bonito y técnico, a diferencia de su sucesor en la Selección, Carlos Bilardo”, lo comparó.
Ziv recordó que “el fútbol de Huracán entusiasmaba tanto que hasta los simpatizantes rivales aplaudían su manejo de la pelota de pie a pie y sus triunfos astronómicos”.
Maariv destacó a Carlos Babington como “la estrella” del equipo y lo calificó de “la versión local de Franz Beckenbauer”, el extraordinario jugador alemán, campeón del mundo como jugador y técnico, porque “comenzó como futbolista, siguió como entrenador y finalmente descendió como presidente del club”.
“Otros nombres famosos fueron los de Miguel Brindisi y René Houseman (incluido en el plantel de la Selección de 1978), y en la defensa se destacaba Alfio Basile”, enumeró.
Ziv insistió con que “el juego del Huracán de entonces se equiparaba a una excelente obra de teatro” porque el equipo era “una fábrica de buenos futbolistas”.
Sin embargo, “problemas administrativos y financieros lo convirtieron, en esta década, en un equipo pequeño y carenciado, que oscila entre la primera y la segunda categoría” del fútbol argentino.
“Su odiado rival es San Lorenzo, y es el segundo derbi de Buenos Aires, después de River-Boca, el superclásico original”, finalizó el segmento del artículo dedicado a Huracán.
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