El gobierno de Alemania se mostró preocupado por el fuerte crecimiento de los grupos neonazis que en tan solo dos semanas asesinaron a unas diez personas y que en menos de una de década acumularon varios robos bancarios.
En los últimos días la preocupación creció cuando los investigadores determinaron que los neonazis están armados, cuentan con apoyo de la población civil y del Partido Nacionaldemócrata (NPD).
Además se supo que el Bundesnachrichtendienst, el servicio de espionaje exterior alemán (BND), destruyó varias decenas de actas personales de un exclusivo grupo de agentes que habían ocupado puestos importantes en las SS o en la Gestapo, la policía política de Adolf Hitler.
El periódico ‘Berliner Zeitung’ reveló ayer que la Policía incautó en los dos últimos años un pequeño arsenal que deja al desnudo que los nietos de Hitler podrían estar preparándose para librar una nueva batalla contra las instituciones alemanas.
De acuerdo a lo revelado, en los procedimientos se incautaron unas 811 armas, que incluye rifles de combate, pistolas de diferentes calibres, granadas, bombas incendiarias y explosivos. También hay granadas de gas lacrimógeno y spray de pimienta que son utilizados por los antidisturbios de la Policía.
La diputada del partido La Izquierda, Ulla Jelpke, dijo que “el descubrimiento de armas en poder de los neofascistas demuestra que la ultraderecha se está armando masivamente”.
La prensa alemana reveló que la Agencia Federal para la Protección de la Constitución tiene registrados unos 25.000 neonazis y casi todos ellos aceptan el uso de la violencia como una vía legítima de protesta.
De acuerdo a lo apuntado por la prensa alemana, los nietos de Hitler tienen en su poder armas compradas a los soldados soviéticos que abandonaron Alemania y también en las filas del ejército de la ex RDA.
Anette Kahana, presidenta de la Fundación Amadeu-Antonio, que combate la violencia neonazi en Alemania, aseguró que “muchos activistas tienen permisos para portar armas y también muchos militantes provienen del ejército alemán”.
Los grupos neonazis también contaron con el apoyo de organismos del Estado ya que el BND destruyó, en 2007, 250 actas de agentes que tenían un pasado nazi y que trabajaron durante años espiando para la nueva Alemania que surgió de las ruinas de la guerra.
Incluso se supo que el servicio de espionaje exterior alemán contrató a cientos de expertos nazis que habían hecho carrera en las SS o en la Gestapo, como Klaus Barbie o Walter Rauff, dos criminales de guerra, que cobraron sueldos del BND cuando vivían en Bolivia y Chile.
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