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En el memorial, el presidente israelí dijo que el difunto primer ministro fue uno de los mayores líderes de Israel: “Él pavimentó el camino hacia la paz y la historia respetará su memoria”. En un momento de reflexión dijo que para él la memoria del asesinato todavía estaba fresca como si hubiese pasado ayer.
Inmediatamente después de su vuelta de Chipre hoy, el presidente israelí, Shimon Peres, se unió a los hijos, nietos y tataranietos del primer ministro israelí Yitzhak Rabin en el monumento erigido en el lugar de su asesinato.
Peres, quien había estado en una masiva marcha de paz en Tel Aviv con Rabin la noche del 4 de noviembre de 1995 puso una corona en el monumento, como también lo hizo el alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai.
La plaza adyacente al monumento fue renombrada Plaza Rabin, y hasta este año era el lugar de los grandes encuentros en el memorial para recordarle a la nación no solo al hombre que había servido su país en tantos modos distintos, pero también la dura realidad de que no se puede dar por sentado lo inconcebible.
La familia de Rabin no estuvo involucrada en la organización de la marcha de este año, que había estado armada para mañana a la noche, pero fue suspendida debido al clima.
En un momento de reflexión, Peres, quien en 1994 había compartido el premio Nóbel de la Paz con Rabin y el líder palestino Yasser Arafat, dijo que para él la memoria del asesinato todavía estaba fresca como si hubiese pasado ayer.
Luego expresó que Rabin fue uno de los grandes líderes de Israel y agregó que gente de su calibre era necesitada hoy en día. El asesino de Rabin violó los Diez Mandamientos, dijo Peres, quien aludió al hecho de que ésta persona, Yigal Amir, es un observante religioso y viene de una familia también observante. La mancha que dejó e la historia israelí al asesinar al primer ministro de la nación nunca será borrada, dijo Peres.
Aunque fueron duros rivales por varios años mientras peleaban por el liderazgo del Partido Laborista, Rabin y Pers trabajaron juntos y muchos asuntos relacionados con la paz y la seguridad, y siempre se veían cara a cara a pesar de su mutua antipatía. En los últimos años de la vida de Rabin, superaron sus diferencias e incluso desarrollaron una amistad.
“Yitzhak Rabin será siempre recordado por el mayor triunfo que hemos conocido. Él ha pavimentado el camino hacia la paz y la historia respetará su memoria por eso mientras continuemos derramando lágrimas sobre lo que pasó aquí”, dijo Peres.