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Mientras los medios celebran la vuelta de Shalit, la familia devastada Schijveschuurder luchaba: “Siento como si hubiese pasado por un segundo bombardeo”. La hija sobreviviente Leah dijo: “Vendieron a Gilad como un auto. Tomaron la inocencia del pueblo de Israel y usaron su buena voluntad para la campaña”.
El martes pasado el país vio en suspenso cómo el ex soldado secuestrado Gilad Shlait volvía a su hogar por primera vez en más de cinco años. Las cámaras apuntaban al joven mientras abrazaba a sus padres mientras el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien firmó el acuerdo de su liberación, sonreía de fondo.
La familia Schijveschuurder, sin embargo, evitó ver la esperada vuelta. Los miembros sobrevivientes dijeron que no podían soportar ver la alegría de la liberación de Shalit mientras sabían el alto precio que se había pagado, la liberación de prisión de más de 1.000 terroristas, incluyendo aquellos que asesinaron a sus padres y hermanos.
“Siento como si hubiese pasado por un segundo bombardeo. Cuando escuché sobre el acuerdo, sentí como si mis padres murieran nuevamente. Emocionalmente siento que me retrasé diez años”, dijo Leah Schijveschuurder al medio israelí Aarutz Sheva esta semana.
Leah tenía diez años cuando su madre, padre, hermana mayor (14) y hermano y hermana menores, Abraham Tzvi (4) y Hemda (1), fueron asesinados en el bombardeo del restaurante Sbarro en Jerusalem. Ella y su otra hermana Chava resultaron heridas en el ataque.
Ahlam Tamimi, quien ayudó a planear y llevar a cabo el ataque, fue una de las liberadas a cambio de Shalit. Siempre ha dicho que está orgullosa de su rol en los asesinatos y que sigue apoyando al terrorismo.
Leah expresó: “Siento horror al ser parte de este lugar. Las personas están bailando sobre la sangre de los muertos, no solo mis padres y hermanos, pero todos aquellos que murieron por el pueblo de Israel. Lo que me lastima especialmente es ver que engañaron a la nación, de que nunca fue un tema de amenaza inmediata a la vida de Gilad. Vendieron a Gilad Shalit como un auto. Tomaron la inocencia del pueblo de Israel y usaron su buena voluntad para la campaña. Lo único que Netanyahu buscaba con este acuerdo era autopromocionarse”.
También tuvo duras palabras para los padres de Shalit: “No les importa realmente la gente. Llevaron a su hijo a su hogar a expensas del público inocente y no les importó”.
Ella habló enfrentándose a Noam Shalit en la corte esta semana: “Se sentó ahí por cuatro horas y media, y a él y a Aviva no les importo ni un segundo por lo que estábamos pasando. Ambos lucharon por su hijo, nosotros nos hicimos vulnerables y luchamos por el bienestar del pueblo de Israel”, dijo. El hermano de Leah, Shuvel, confrontó a Noam Shalit en la corte.