Más que cualquier otra festividad o día de recogimiento, los Yamim Noraim, congregan a multitudes en los templos. Hay un mensaje ancestral que, cual vector, conduce al judío, aún al más alejado de su tradición, a juntarse en estos días con sus correligionarios para escuchar melodías, elevar recuerdos y buscar un algo indefinible que sabe dar un dejo de sosiego y paz a su vida.
Es que la fuerza del mensaje de estas festividades es tan significativa, que sabe trascender las vicisitudes de los tiempos y los cambios que los mismos conllevan. Perdonar y pedir perdón al prójimo, reestablecer relaciones truncadas, perdonarse y saber que hay una nueva oportunidad, torcer el rumbo para retornar hacia lo justo y lo bueno, que intuimos que es asequible; saber que hay Alguien que nos juzga y esta junto a nosotros en la angustia de la experiencia existencial, a Quien pedimos perdón, y sabemos que nos perdona. Todo esto se encuentra condensado en estas dos festividades –Rosh Hashana y Yom HaKipurim- que se las conoce como los “días tremendos” (Yamim Noraim), pues guardan en sí el mensaje último de la fe que le da un sentido trascendente a la existencia.
Que el legado espiritual de tantas generaciones pueda manifestarse plenamente en el sentir y obrar de todos, para la construcción de una realidad mejor en la cual recibamos con regocijo pleno Sus bendiciones.
Ketiva Vajatima Tova!
Rabino Dr. Abraham Skorka
Rector del Seminario Rabínico Latinoamericano ´M. T. Meyer¨
Rabino de la Comunidad ´Benei Tikva´
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