El Consejo de Seguridad de la ONU escuchó hoy este mensaje del secretario general adjunto para Asuntos Políticos de la ONU, Kieran Prendergast, quien constató que en las últimas semanas «no ha habido ningún movimiento hacia la paz».
La causa principal, agregó, es la «falta de valor y de voluntad política» de israelíes y palestinos, que se niegan a «correr ningún riesgo en aras de la paz».
«Sólo cuando ambas partes accedan a tomar medidas paralelas, sin condiciones, entonces se podrá poner en marcha la Hoja de Ruta», dijo Prendergast, en referencia al plan de paz impulsado por la comunidad internacional, que contempla como objetivo final la creación de un Estado palestino.
Pero la realidad es que, por el momento, no se han adoptado ni siquiera las medidas preliminares de este plan de paz, y más aún, las posturas del Gobierno israelí y de la Autoridad Palestina se han «radicalizado», dijo.
De esta manera, los palestinos no han tomado ninguna medida para atajar la proliferación de facciones armadas terroristas, que atentan contra los intereses y ciudadanos de Israel.
El Gobierno de Ariel Sharon, por su parte, ha continuado con las incursiones militares y las ejecuciones extrajudiciales, así como con la construcción del muro de separación y con los asentamientos ilegales.
Una de las medidas más problemáticas de Israel, según relató, es la construcción de la barrera de separación, que está provocando una grave «fragmentación de la orilla occidental en parcelas no contiguas de territorio».
El levantamiento del muro no sólo impide el movimiento de los palestinos, sino que está suponiendo un importante obstáculo para la llegada de la ayuda internacional, lo que está colocando en una grave situación económica y humanitaria a los palestinos.
De hecho, el diplomático aseguró ante el Consejo de Seguridad que en las últimas semanas se han producido unos «acontecimientos económicos perturbadores que pueden hacer descarrilar más el proceso de paz».
Se refería, según explicó, a la reunión de donantes que tuvo lugar el pasado diciembre en Roma, y en la que se puso de manifiesto la dificultades del envío de ayuda humanitaria, que se han visto encarecidas en unos 22.000 dólares diarios por la política de cierres de Israel.
Prendergast aseguró haber detectado una cierta «fatiga en los donantes», algo peligroso que podría colocar en «una situación dramática las condiciones de los palestinos y el socorro humanitario».
Actualmente, la Autoridad Palestina se enfrenta a la bancarrota, con unos gastos mensuales que exceden en unos 40 millones de dólares a los ingresos, lo que repercutirá en un incumplimiento de sus obligaciones presupuestarias, entre ellas el pago de salarios y las ayudas sociales.
Prendergast informó de que existe una propuesta del Banco Mundial para crear un fondo fiduciario que permita general apoyo presupuestario de los donantes.
«En este telón de fondo de violencia, miseria y estancamiento», dijo, es en el que hay que inscribir la obcecación de las partes en no negociar y en adoptar medidas unilaterales.
«Hay que resaltar que en un conflicto tan prolongado, el unilateralismo sólo puede dar lugar a más violencia, odio y hostilidad. La paz y la seguridad sólo se obtendrá cuando ambas partes se sienten a negociar», dijo el secretario general adjunto.
Prendergast destacó la necesidad de que la comunidad internacional «reviva su esfuerzo colectivo», tanto en materia de apoyo económico como de persuasión hacia las partes para que se sienten a dialogar.
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