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Una torá salvada de los nazis está otra vez en casa

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Una sinagoga de la ciudad de Colonia, en el oeste de Alemania, recuperó este viernes una torá perdida hace 69 años, durante la infame Noche de los Cristales Rotos, un operativo (progrom) nazi contra los ciudadanos y negocios judíos.

El valioso objeto con las escrituras hebreas llegó a Colonia después de ser restaurado en Jerusalén, y fue presentado formalmente a la comunidad judía de la ciudad en una ceremonia conmemorativa.

Durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, un sacerdote católico alemán, Gustav Meinerz, arresgó su vida para rescatar el dañado rollo con la torá de la sinagoga de la calle Glockengasse, que ardía, y lo ocultó de los nazis.

«Había cosas más hermosas ahí, pero él sabía que era importante», dijo Netanel Teitelbaum, el rabino actual. Una torá es una posesión ritual clave para una comunidad.

Después de la guerra, el prelado de Colonia devolvió el valioso objeto a los restos de la comunidad judía. La torá había sido transcrita en Alemania en 1902, según dijo el rabí Yischak Steiner.

La torá rescatada no se podía usar en servicios religiosos por estar quemada y con la tinta corrida, debido al incendio. Según la reglas judías, cada una de las letras de un rollo (Sefer Torah) debe ser perfecta. Por lo anterior, durante varias décadas la torá se usó simplemente como objeto decorativo.

Un experto en artefactos judíos recientemente identificó el rollo de pergamino como históricamente importante, pues la destrucción nazi la convirtió en una rareza, y dijo que ahora era posible restaurarlo a su condición original.

La comunidad judía lo envió a Israel para que lo restauraran usando técnicas modernas, con fondos donados por el arzobispado de Colonia.

El proceso requirió la cuidadosa transcripción de más de 300 mil palabras usando una caligrafía especial. A un escriba especial le toma de 18 meses a dos años crear una torá. En el taller del rabí Steiner tardaron cuatro meses.

En la ceremonia de recuperación participaron la presidenta del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Charlotte Knobloch; dos rabís de Israel y el arzobispo de Colonia, Joachim Meisner.

El premier del estado de Renania del Norte-Westfalia, Jürgen Rüttgers, dijo que la ceremonia, realiada en el aniversario del progrom nazi, servía para recordar «el ataque que hasta entonces había sido inimaginable. Se destruyeron hogares y negocios, se quemaron sinagogas, se mataron personas».

Los historiadores consideran que la Noche de los Cristales Rotos, en alemán Reichskristallnacht, fue un escalofriante anticipo del Holocausto en el que seis millones de judíos europeos fueron sistemáticamente asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Alemania es hoy hogar de la comunidad judía de más rápido crecimiento en el mundo, gracias a la inmigración de la antigua Unión Soviética, y tiene alrededor de 120 mil miembros. Antes del Holocausto vivían en Alemania cerca de 600 mil judíos.

Ecumenismo de hecho

El párroco de la iglesia de Santa María Assunta, en Paderno di Ponzano Vento, pueblo del norte de Italia, presta cada viernes parte de su parroquia a la comunidad musulmana para que se pueda reunir.

«Es inútil hablar tanto de diálogo cuando luego les damos con la puerta en las narices. Para mí son todos hijos de Dios», explicó el párroco Aldo Danieli a los medios locales.

Desde hace dos años, Daneli cede cada viernes su parroquia a los musulmanes, pero el hecho no trascendió más allá hasta que lo difundió la asociación de voluntariado Auser.

En Ponzano viven 11 mil 400 personas, de las que 650 son inmigrantes sobre todo procedentes del norte de África y el Este de Europa, y los musulmanes no tienen un lugar para reunirse.

Por ello, don Aldo, de 69 años, abrió las puertas de su parroquia a los fieles musulmanes y cada viernes les presta salas para la oración.

Los viernes acuden a la parroquia-mezquita unos 200 musulmanes, y en ocasiones especiales, como el final del Ramadán, se llegan de mil a mil 200, explicó el párroco, quien dijo que en su opinión no necesita pedir permiso a sus superiores porque su decisión es «un gesto de caridad».
laopinion

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