Queridos amigos:
Para el pueblo judío, recibir y festejar el año nuevo siempre ha sido un momento trascendental. Más allá de la situación en las que nos encontremos, es el período propicio para la meditación, la búsqueda interior y el arrepentimiento. El alma judía se regocija, reflexiona y renueva sus proyectos y sus esperanzas. Y sin lugar a dudas, desde que el Estado de Israel se estableció como el hogar nacional de los judíos, la llegada de Rosh Hashana tomó un significado especial.
Este nuevo año que comienza es especial para todos nosotros. Estaremos festejando los 60 años del suceso contemporáneo más importante para el pueblo judío: el establecimiento del Estado de Israel. Los desafíos que se nos presentan en este comienzo de siglo son difíciles y ponen a prueba nuestra fortaleza. Pero nosotros seguiremos transitando el mismo camino. Aquel que nos permitió transformarnos en un país con una sociedad diversa, plural y democrática, en el cual todos los ciudadanos tienen la oportunidad para desarrollarse y crecer.
El año que termina encuentra a un Israel que se ha recuperado de la última guerra contra Hezbollah. Y a pesar que nuestros enemigos insisten en el camino de la violencia y el terror, estamos haciendo grandes esfuerzos para encauzar un proceso de negociación con la Autoridad Nacional Palestina. Como lo ha hecho siempre, Israel propone el dialogo, aún en los momentos más difíciles y sin abandonar jamás los principios democráticos. Esta es una condición a la que nunca renunciaremos.
En Rosh Hashana los judíos alrededor del mundo y los israelíes renuevan su vínculo inalterable. Quiero saludar a la comunidad judía argentina y desearle los mejores augurios para el año que está por comenzar. En Israel sabemos muy bien que en esta tierra, a pesar de estar separado por largas distancias, miles de judíos argentinos se emocionan, sienten y viven una sensación igual a la nuestra cuando el nuevo año se aproxima. Nos enorgullece ver como la vida judía se mantiene viva y pujante en la diáspora.
Tenemos los mismos sueños, las mismas esperanzas. Una historia común que sigue escribiendo sus capítulos día a día. Propongo que en este 5768 renovemos este vínculo. De esta manera estaremos más cerca de alcanzar la paz definitiva que tanto soñamos y que tanto buscamos.