Por otra parte, Cancillería también se lanzó de lleno a promocionar otros productos específicos y con mayor mercado que el orgánico, como el kosher.
Si bien, la palabra kosher está directamente asociada con la religión judía, el abanico de consumidores más amplio e incluye a musulmanes y a adventistas. Pero también a vegetarianos, quienes buscan productos kosher parve (neutros, es decir que no tienen derivados de carne ni lácteos) por la seguridad y la rigurosidad de sus controles. A ellos también hay que agregarles a personas con intolerancia a la lactosa o alérgicos a la proteína de la leche.
Para lograr acceder a la certificación, un rabino, en representación de un laboratorio certificado: debe inspeccionar todas las actividades realizadas en la empresa. Sólo una vez superada la inspección, el certificado es entregado por una entidad reconocida mundialmente. Una certificación internacional puede alcanzar valores que van de los 3.000 a los 5.000 dólares.
EL proceso puede llegar a tardar un año con una sucesión de inspecciones y evaluaciones donde intervienen autoridades religiosas locales y del exterior. Hoy en día, el universo kosher abarca todo tipo de productos: galletitas, vinos, miel, dulces, carnes, aceites, pastas y aderezos, entre otros.
Según The Union of Orthodox Jewish Congregation, el consumo mundial de productos certificados superaba en 2006 largamente los u$s160.000 millones. Los dos grandes mercados por excelencia son Estados Unidos e Israel. El atractivo que ofrece este nicho es que los precios se ubican entre un 25% y un 40% más que uno tradicional.
Según Martino, «el programa lo desarrollamos conjuntamente con la Cámara de Comercio Argentino Israelí. Y hemos tenido una primera visión en la misión comercial que realizamos, en marzo, a Israel. Allí testeamos muchos productos y sirvió para estimular mucho más al sector».
En este contexto, la Cancillería está promoviendo, por primera vez, la participación en la feria más importante de la industria kosher en el mundo: la Kosher Fest, que se realizará el 11 y 12 de noviembre en Nueva York. Allí, la Argentina va a tener un pabellón a través de la Subsecretaría de Comercio Internacional (SURCI) sin costo para los empresarios.
Una vez allí, además, el consulado argentino en esa ciudad organizará visitas a establecimientos y rondas de negocios con contrapartes de todo el mundo.
«Estamos pensando en unas 15 empresas. Va a ser algo histórico, porque si bien ya han estado presentes algunas empresas, nunca hubo un pabellón», sostuvo el funcionario de la Dipex, para luego agregar que «nuestro objetivo es seguir creciendo y duplicar la cantidad de empresas para 2008».
De hecho, junto con la Cámara, Cancillería comenzará a trabajar en un programa para promover el sello kosher en alimentos, apuntando a empresas que nunca hayan certificado.
«Obviamente esto lleva un proceso de varios meses, por eso, las 15 empresas que vayan este año ya están certificadas, pero para 2008 vamos a apuntar sobre todo a empresas que certifiquen por primera vez, porque les estamos abriendo un mercado grande».
«En el mundo kosher, la Argentina no tiene tanta competencia como en los productos orgánicos. Por eso, si los productores locales se especializaran en este segmento, tendrían un potencial de crecimiento enorme. La razón es que tenemos sólidas ventajas: calidad natural de los alimentos, vínculos con la comunidad judía en los EEUU y todo un circuito de certificación a través de los rabinos. Entonces, un producto kosher que sale de la Argentina es un producto competitivo y de calidad reconocida a nivel internacional», se entusiasma Martino.
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