El nuevo presidente de Israel, Shimon Peres, afirmó que Irán cederá en su programa para dotarse del arma atómica si hay severidad en las sanciones y la comunidad internacional se presenta unida.
«Si Irán está confrontado a un frente unido, ese país cambiará», señaló en una entrevista al diario francés «Le Figaro» Peres, que añadió que «la fuerza de los iraníes sólo se debe a la división del mundo».
A ese respecto, recordó que la presión de la comunidad internacional ha conseguido que renuncien a sus planes armamentísticos nucleares Ucrania, Libia, Sudáfrica y Corea del Norte.
En cuanto a Israel, que no ha querido reconocer formalmente que dispone de la bomba atómica, su nuevo jefe del Estado se contentó con repetir la fórmula oficial de que «no será el primer país que introduzca el arma nuclear en la región».
Peres, de 83 años, descalificó las propuestas de paz del presidente sirio, Bachar el Asad, por considerar que su régimen no puede al mismo tiempo «apoyar a Hizbulá (la milicia islamista libanesa), darle armas y tratar de derrocar el Gobierno libanés de Fuad Siniora, que está apoyado por Estados Unidos, los saudíes y los franceses, y proclamar que quiere la paz».
Además, insistió en que «los sirios no quieren negociar frente a frente, quieren hablar por intermediación de Estados Unidos», mientras que en Israel «estamos dispuestos a recibir al presidente Asad para discutir directamente con él».
Sobre la forma de abordar las negociaciones con los palestinos, dijo que «la economía constituye el nuevo credo», ya que mientras «la política trata de la guerra, la economía se ocupa de las relaciones» y «es muy difícil fijar fronteras si las relaciones son tensas».
El presidente aseguró que los israelíes no necesitan la colonización y señaló que en el pasado ya habían restituido los territorios ocupados a Egipto y a Jordania.
«Con los palestinos, aceptamos -incluida la derecha israelí- la idea de un Estado palestino. La colonización correspondía a otra época», argumentó.
Peres negó inquietudes por la victoria de los islamistas moderados de la AKP en las elecciones generales de Turquía, ya que a su juicio son «musulmanes neoeconómicos» y el primer ministro, Tayyip Erdogan, ha prometido que continuará con su política, «que se ha traducido en excelentes relaciones entre Israel y Turquía, un país abierto y avanzado».
Preguntado por si pretende ser un presidente más activo que sus predecesores, indicó que el cargo de jefe del Estado no es meramente simbólico, aunque matizó que no tiene intención de competir con el Gobierno, y que respetará «su autoridad, al igual que la de la Justicia y del Parlamento».